lunes, 22 de diciembre de 2008

Parte dos - Día tres

Día tres: Los tres destinos.
Subtítulo: El genio y el poderoso.

- Los otros cuatro ya se fueron -lo apuró Thof
- Pará que tengo que encontrar el hechizo indicado
- Pff...
- ¡Acá está! -Se paró, agarró de la mano al caballero y pronunció la palabra siguiente- Erthercuilin
- ¿...? -Una burbuja transparente grisácea los encerró.
- Si sacás cualquier extremidad de tu cuerpo el hechizo se va a romper y todos los olores y/o pestes van a intoxicarnos... -Avisó- Así que no seas el típico guerrero atolondrado
- Manejo bien las armas a dos manos, pero no soy bárbaro. No te confundas, niño
- Perdón, perdón...

De repente un temblor agitó el suelo, haciendo que el Nordo casi caiga fuera de la burbuja.

- Igthos -Susurró Soro. Una luz envolvió la tierra que estaban pisando por unos pocos segundos- Se acerca algo grande, fuerte y muy poderoso...
- ¿No es gusano? -El chico agarró fuerte el brazo de su acompañante y comenzó a correr a toda velocidad.
- Nos está alcanzando... -Dijo sin parar de correr.

Luego se apoyó en lo que sería la pared y murmuró "Idcortezinmig". Sus pieles se confundieron con la tierra y se transformaron en parte de ella. El monstruo pasó como un rayo sin darse cuenta de que estaban ahí.

- Discortezinmaeg -Sus cuerpos volvieron a la normalidad. Sus ropas estaban empapadas en sangre, ya que el túnel era justo del tamaño de Thorkul.
- Al menos no vamos a tener que preocuparnos por los demás... Ya sabemos que el bicho está acá
- Sí, y... lo estamos siguiendo -La expreción de Thof se volvió como si hubiera visto un fantasma- No te preocupes, me tenés a mí que puedo usar los hechizos del libro y yo te tengo a vos que... que... ¡que podés luchar! ...Sí, sí ¡y cortarle la cabeza también!
- ¡Así es!

Continuaron su camino. Sin aviso, el caballero cayó al suelo de rodillas.

- ¿Estás bien?
- Demasiado cansado... Nunca estuve dos días seguidos sin dormir
- Si querés descansá, yo me puedo quedar despierto mucho tiempo
- ¿Hasta una semana? -Preguntó desafiante. El niñó asintió- Trato hecho
- Jeje -Agarró el libro de Íewen y comenzó a leer.
- ¿No te va a pasar nada?
- Tranquilo, pienso leerme toda la sección de protección en este instante -Dijo sonriendo y se sentó.
- Bueno... Gracias -A veces los chicos son más extraños pensó.

Una elfa oscura de aspecto pacífico. Junto a un elfo con hermosas alas de grifonita y un montón de ignitas. Ella aparece de repente en medio de una sala con una mesa y una biblioteca repleta de libros. Agarra uno y comienza a leerlo. Unos días después la pobre conjuradora no puede soportar sus frenéticos impulsos de acesinato. Grita por el dolor, grita por la locura. La pobre no puede... Al pasar el tiempo, sus delicados ojos de curandera se transforman en mortales ojos rojos de nigromante. Sus poderes ya no son de una profesión en especial. Su mente es pura y únicamente maligna y oscura. Detrás de ella, un gigantesco ígneo con armadura, un espectro con una espada larga y un horripilante gusano monstruoso se presentan listos para obedecer a su nueva ama. Con tal de conseguir la vuelta a la vida, Evendim y Daen-Rha siguen a la loca hechicera. Por el contrario, Thorkul sólo lo hace por instintos y a la fuerza. La única debilidad de la bestia, "Dominio de la Voluntad" es lo que usa la ignita para controlarlo.

- ¿¡QUÉ!? -Gritó Thof al despertar.
- ¿Estás bien?
- ¡Tuve un sueño horrible! Una elfa oscura loca que controlaba a Thorkul y a otros dos más con un hechizo llam... ¿Dominio de la Voluntad no es un hechizo mental?
- Sí, muchos magos lo usan para combatir bestias fácilmente. Pero para controlar algo como Thorkul hay que ser muy poderoso
- ¡El ignita que destruyó la antigua ciudad de los enanos! ¡¡Era ella!!
- ¿Quién?
- No sé, una loca
- ¿Cómo eran los otros dos?
- Un ígneo y un fantasma horribles
- Daen-Rha y Evendim
- Ni idea
- Seguime, te veo lo suficientemente despierto como para seguir caminando
- ¿Pasó algo mientras yo dormía?
- Sí, volvió Thorkul... Pero con Idcortezinmig hice que nos unamos a la tierra otra vez
- ¡Entonces tal vez está con los otros!
- Es posible, ahora sigamos...

¿Este está loco? ¡Debe tener como máximo 16 años y ya dice esas cosas! ¿Qué habrá sido de su infancia? Se decía el guerrero mirando atentamente al joven mago.

Intermedio

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