domingo, 28 de diciembre de 2008

Parte tres - Capítulo dos

Capítulo dos: "Molino de Viento"

- Molino, de viento... No, no, no parés... -Comenzó a cantar- Molino, de viento... Puedo repararte

La gente hablaba poco y en voz baja. El chico de unos diez y nueve años tocando el piano y cantando de esa forma. Estaban en la taberna de Birka, donde él vivía junto a su hermana mayor. Al finalizar la canción, la sala estalló en aplausos.

Salió del piano y se volvió a su mesa. Estaba sólo, no tenía muchos amigos allí. Los chicos que entrenaban junto a él eran o más grandes o demasiado extraños. Una vez se había juntado con ellos a cazar smilodones... Lo único que hacen es ir y pegarle a los smilodones, y así hasta que mueran se dijo deberían armar una táctica o algo... Así por lo menos no salen heridos y no tienen que perder tiempo descansando. Cuando les dijo una idea que se le había ocurrido para matar más smilodones más rápido y sin terminar lastimados. Le dijeron que hacia tardarían más, le dijeron que era demasiado difíciles para gente de su categoría, le dijeron que como mucho matarían dos o tres smilodones. Thof los mandó al diablo y se volvió a su casa. Estaba muy enfadado, odiaba que le hagan eso.

Un día se fue a Syrtis a probar técnicas de ataque y se encontró con un clan entero de syrtenses. Él estaba armado con una lanza y unas gemas mágicas solamente. Su salvación fue encontrarse con una ignita conjuradora que lo rescató de una fea muerte. Su único agradecimiento fue el decirle "La próxima vez que nos encontremos te voy a hacer puré de tomate". Un tiempo después fue a Ignis de cacería y a cada ignita que capturaba le preguntaba si conocía a una conjuradora bastante pacífica. Pero para poder hacerlo tuvo que aprender a preguntar eso en el idioma de los nigromantes. Terminó aprendiendo más de lo que le hacía falta para saber algo de esa elfa y ahora sabe hablar tanto ignita como alsirio.

Tradujo las canciones que conocía a ignita y las empezó a cantar en la taberna de Birka, pero como muchos se dieron cuenta de que era el idioma de un reino enemigo, la hermana le pidió que se valla a otra parte. Ella le regaló monedas suficientes para que se pueda comprar una casa en el puerto de Gokstad.

Él no tenía idea de cómo vivir solo. La primera novia que tuvo (que le duró tres meses) se espantó al ver la casa.

Un día le llegó una carta diciendo que estaba invitado a "Los Caballeros del Norte", una especie de comunidad muy grande en el que hay más de cinco rangos. Algo muy importante para el joven Nordo, por cierto. Al ver su habilidad con la espada hicieron que se saltee el primer rango y quede en "Guerreros de Rango Bajo". Cuatro años después conoció a Goll Dusdak, quien entró a "Los Caballeros del Norte" y otros tres más tarde los ascendieron a "Guerreros de Rango Medio" a los dos. Pero para que Goll pudiera lograrlo necesitó la ayuda de Thof.

Al ver que su amigo no pasaba del rango "Guerrero Aprendiz" tuvo que hacer algo. Se lo llevó al Bosque de los Vientos Helados y le enseñó varias técnicas.

- Sos muy ágil, por eso mismo dudo que te salgan mal estas cosas
- ¿Mmm?
- Bien, vos pensá con qué estás armado
- Una espada, un escudo y dos dagas arrojadizas.
- Bien, ahora pensá con qué estoy armado yo.
- Con dos espadas: una a dos manos y otra normal y un escudo.
- Bueno, ¿qué podemos hacer para matar a esos bichos fácil y rápidamente?
- No sé...
- Inventate algo, cuando se te ocurra avisame -Thof se sentó en el suelo a esperar.
- ... -Este tipo está loco se decía Goll- ¿Y si le pegamos y ya?
- ¿? -Lo miró con cara de desaprobación- Eso estás haciendo mal... Tenés que pensar algo.
- ...
- Vos me contaste que cuando eras ladrón o lo que sea, armabas pequeñas estrategias para escapar, ¿no?
- Algo así
- Es lo mismo, lo que cambia es la situación. Tus enemigos eran los guardias y tenías que encontrar una forma de escapar de ellos. Ahora tus enemigos son los lobos oscuros y tenés que vencerlos, no es tan difícil.
- Está bien -Le echó un vistazo al lugar, luego a las bestias que tenía delante: su cantidad, cómo eran, hasta dónde podría llegar su inteligencia, sus costumbres... Volvió a inspeccionar el lugar. Se dio vuelta para encontrarse con su "maestro temporal"- Listo.
- A ver...
- Pero no lo hice pensado para dos
- No importa

SIn decir una palabra, Goll comenzó a correr hacia el animal. Cuando este lo vio, trató de lanzarce encima de él, pero el caballero logró saltar por encima de él, rebotó contra una roca y lo atrabesó el cráneo con su espada.

Thof quedó atontado por la rapidez con la que lo hizo.

- ¿Eso querías?
- Creo que sí...

Continuaron así todo el día. Cada vez Thof lo conocía más. Cada vez Thof lo entendía más. Cada vez a Thof le agradaba más.

Fin del capítulo.

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