Día tres: Avalancha.
- Bien... ¡Alsirios! ¿¡A qué venimos a Ignis!? -Todo el ejército miró atentamente a ese enano.
- ¡A conquistar el castillo! -Los alsirios gritaron fuertemente, exceptuando una maga que se quedaba callada. Ella sonrreía... Parecía una risa malevola, sus ojos no se veían, eran tapados por su gran sombrero de punta. Sólo se le veía el largo cabello marrón oscuro y esa sonrrisa extrañamente malvada.
- ¿¡Y qué más!?
- ¡ACAVAR CON IGNIS! -Se apresuró riéndo, todos gritaron "¡Por Alsius!" y ella continuó riéndose. El único que la miraba extrañado era el que dirigía el ejército: El enano.
- ...¡A por Ignis!... -Esa chica... Tiene algo raro... pensó él. Luego, todos se dirigieron al Castillo de Shaanarid.
Mientras, en la cúpula de Ignis (2:00 de la tarde, sol atróz)
- ¡Goll! Uf... ¡Goooooooooll! -Gritaba Íewen en busca de su compañero, ya había avisado a los alsirios para que vallan a atacar Shaanarid, estaba angustiada por el destino de Thof, el cual no se sabía qué podía ser. Buscaba y buscaba por toda la orilla... Él no estaba- Mmm... ¡Gooooooooooll!
- ¡Acá! -Gritó alguien, era una mujer... Era ignita.
- ¿¡Q... Qué!?
- ¿Buscas a un alsirio? Lo encontré ahí, tirado en la orilla. Se lo estaba por llevar el mar
- ¿¡!?
- Sí, aunque te parezca raro, estoy del lado de la princesa.
- ¿¡A... A qué te referis con eso!?
- La princesa de Ignis está en contra de los planes de su padre.
- ¿¡Ah, sí!? -Dijo agitada, no sabía que de tanto se había perdido- Y... ¿Qué pasó con la guardia de la cúpula?
- Ella fue acesinada, dudo que lo halla hecho él, ¡mirá! -La ignita señaló un cuerpo tirado en la arena, respiraba.
- ¡Goll! Goll, ¿estás bien?
- ...¿Eh?... -El Nordo pudo levantar su cabeza apenas unos centimetros de la arena, estaba herido, tenía sangre en el brazo y una leve cortadura en la frente- Mmm... Estoy bien...
- ¡No! No lo estás... ¿Leíste la carta que te enviámos? -Él asintió dolorido, luego volvió a apollar su cabeza en la arena, pero con los ojos aún entreabiertos- ahora que lo pienso no es buena idea... Y... ¿¡Dijiste que la princesa está del lado de Al...!? ¡No!
- ¿? -La ignita no entendía- No es que esté del lado de Alsius, es que no está de acuerdo con los planes de su padre: Borrar del mapa Alsius para luego acavar con Syrtis tranquilos.
- ¿¡Eso planea el rey!? ¡THOF! -Íewen miraba como su amigo se dormía en sus brazos y no podía creerlo, sabía que su culpa no era... ¡Pero alguien debía hacer algo!
Un rato después, en Shaanarid (3:00 de la tarde, sol atróz)
- ¡Galf! Ayudanos con este grifo que está terco -Thof respondió en nombre de un guardia que de seguro ya había muerto.
- ¿Es un grifo? -Preguntó bajando las escaleras.
- ¡Sí, vení! -El Nordo asintió. Ya en el puente del castillo pudo divisar a unos guardias tratando de luchar contra un grifo.
- Esperen un poco, un amigo mio es cazador y me enseñó un poco de estas cosas -Inventó al ver que el grifo llevaba una carta que seguro era respuesta de Goll.
- ¿Si? ¡A ver! -Se acercó al animal, lo miró un poco y le susurró esto: "Apenas te saque la carta, volá". El pajarraco hizo eso... Thof hizo una reverencia chistoceando un poco y riéndo se dirigió a las escaleras nuevamente, allí pudo leer la carta:
Thof:
¡Tené cuidado! El rey ignita planea deshacerse de Alsius para luego acavar tranquilamente con Syrtis. ¡Si te descubren te van a matar! Goll está herido y cansado, todavía no nos contó qué le pasó.
¡Es mala idea hacerte pasar por ignita y esperar a los alsirios! Vos escapá con la novia de Goll y vení a la cúpula de Ignis
Te esperamos allá, Íewen.
- ¿¡Qué!? -Susurró. Luego (unos cuantos minutos después), aprobechando que unos syrtenses se paseaban por ahí descontroladamente y la mayoría de los guardias se fueron a ver qué hacían, agarró una daga y una soga que siempre tenía a mano. Se asomó por una pequeña ventana, lanzó la soga hacia arriba, donde había una escultura de la cual se agarró la soga, y se trepó por ella con ayuda de su daga. Al trepar hasta la ventana de más arriba, que era más grande, pudo divisar a una elfa oscura de pelo blanco celestino. Tenía un vestido plateado con volados en la cintura y en los hombros. También una tiara con un cristal celeste en el centro... Definitivamente era la princesa.
- Gak ("andate") -Dijo ella sin mirarlo.
- ¿Q... Qué? -Él estaba por caerse cuando la princesa se dio vuelta atolondradamente.
- ¿¡Kud Ne Laifed Halsir!? ("¿Vos sabes hablar Alsririo?")
- Eh... ¿Kua? (¿"Qué"?) -Ella sonrrió y le ayudó para entrar por la ventana. Luego de un rato de charla, Thof no pudo preguntarle de otra manera (en ignita):
- ¿Me daría el permiso de raptarla, señorita?
- Sí, caballero del norte -Cuando estaban por salir, ya escuchaban espadazos desde el puente, seguro ya vinieron los alsirios se decía él. Un rato después de la guerra, cuando los guardias faltantes todavía no habían venido, estaba Thof "haciéndose" el que había capturado a la princesa para que el ejército no se creyera que estaba del lado de Ignis.
- ¿Usted es el señor Thof Dikamin? -Preguntó un enano.
- ¿Em? ¡Ah, si! Sí, mi nombre es Thof Dikamin. ¿Quién pregunta?
- Khor Lukdef, ex-guardia personal de Baldrik, líder actual del clan "Avalancha".
- Ah, no es una persona cualquiera usted, maese Lukdef.
- Desearía serlo, joven DIkamin. Mi pasado de guardia personal de Baldrik fue un desperdicio en mi vida... Y cuando me di cuenta de que lo era ya tenía 40 años! ¿Puede creerlo? Mire, ojalá que ahora me valla mejor con "Avalancha"
- Y... ¿Qué edad tiene ahora, Lukdef?
- ¿A qué viene esa pregunta? -Thof hizo seña de que no importaba, se daba cuenta cuando curiosaba de más.
Ya eran las 8 de la noche y seguían caminando por el desértico ignis, según Khor iban en dirección a la cúpula. La princesa no había dicho palabra, sólo miraba con cara de sufrimiento a Thof, ella tenía las manos atadas con una soga... La cual estaba dominada por el Nordo.
¿Estaba sufriendo de verdad o sólo se hacía para que los demás alsirios no sospechen? eso se preguntaba él.
Fin del día tres.
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