Capítulo cuatro: "La marcha alsiria"
- ¡Frios son los vientos de este lado de la gran isla de Ra! ¡Preparen sus armas! ¡Firmes los rapieres, valientes los guerreros! ¡Justo en el blanco, fue un arquero!
- ¡Alsius, Alsius!
- Grita su pueblo
- ¡Alsius, Alsius!
- ¡Fríos son los vientos de este lado de la gran isla de Ra! ¡Báculos en alto! ¡Tormenta eléctrica, acá están los brujos! ¡Vida, maná, cadáveres caminando junto a los conjuradores!
- ¡Alsius, Alsius!
- Grita su pueblo
- ¡Alsius, Alsius!
- ¡Cuidado, elfos del bosque! Su magia divina y su gran puntería no nos hará nada
- ¡Porque somos Alsius, señores élficos!
- ¡Cuidado, elfos oscuros! Sus grandes poderes y su sorprendente fuerza no nols hará nada
- ¡Porque somos Alsius, señores élficos!
- ¡Alsius, Alsius!
- ¡¡¡ALSIUS!!!
La marcha alsiria... se decía el enano ...Como adoro cruzar esta muralla cantando esta fuerte canción de guerra. Treinta y tres años tenía Khor Lukdef, el bárbaro más destacado de su clan. Era una época muy dura para él. Siendo guardia en Montsognir por las tardes, después del almuerzo. Siendo la mano derecha del fundador y líder de Avalancha, un clan muy importante para Alsius. Tenía poco tiempo para entrenar, por eso todos los días se despertaba temprano e iba directo hacia su entrenador. Este le daba misiones de un rango mayor al suyo para que se prepare bien para la guerra. Una vez que el sol se presentaba por encima de sus cabezas, iba a la taberna de Montsognir. Allí comía un buen guiso de smilodón y luego se dirigía a la puerta de la gran capitál del reino. Hacía guardia hasta que el sol desaparecía del cielo. Cenaba con una compañera del clan, Íewen Minderlin y se volvía a su casa, en Birka. Eso hacía día por medio, los otros días utilizaba la tarde para estar con su clan.
Una noche, en la casa de Íewen, Asgeir, el escriba de la ciudad, tocó la puerta. Venía a entregar la gran noticia de que Baldrik Hammerstriker quería a Khor como su guardia personal. La emoción del enano fue tal que no quiso seguir comiendo. Quería ir en ese mismo instante a la gran casa del consejo a custodiarla... para que nadie se interponga en los dominios del gran gobernador.
Al día siguiente le mandó una carta a su líder del clan explicándole la razón por la que faltaría ese día al rejunte. En vez de enfadarse, el fundador de Avalancha se sintió orgulloso de que uno de sus hombres sea el guardia personal del gobernador. Lo ascendió de rango a "Líder Segundo", el cual era el máximo. Unos cinco años después, el fundador envejeció lo suficiente como para no poder seguir liderando. Dejó a Khor a cargo del clan y se volvió a la ciudad de los enanos, en una isla lejos de allí. Todos sus conocidos de la zona de preparación fueron a despedirlo al puerto de Gokstad, inclusive el actual líder de Avalancha y la joven Íewen, quien unos años después se fue del clan para entrar a una gran comunidad llamada "Los Caballeros del Norte".
Se seguían viendo, pero menos que antes, ya que ella se había hecho amiga de dos Nordos de la misma comunidad e iba a la zona de guerra mucho más seguido que de costumbre. Varias veces se quedaba a dormir en la taberna de Birka, por lo cual no podía cenar con el enano. Esto no le molestaba, ya que él también estaba más ocupado que hasta hace unos años.
Pasando el tiempo, se dio cuenta de lo agotador que era ser el guardia personal de alguien tan importante. Renunció y pasó el resto de su tiempo con el clan. Un día, estaba cazando junto a unos hombres de Avalancha y se encontró con Íewen... quien le dijo que invada Shaanarid.
Fin del capítulo.
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