Día cuatro - Tercera parte: ¿Quién es él?
- ¡Maldita avispa! -Gritó Goll- ¡¡Podría haberla asesinado!!
- Estuviste bien en no asesinarla... -Le dijo Íewen.
- ¡Sí, sobretodo! ¡Recuerdo que ella me dijo "No te merecés mi respeto" y yo le contesté que si yo no le hubiera dado el mio ya estaría muerta!
- Eso nos da una lección, ¿no, alsirio? -Dijo Roldier sonriendo a medias. Todos sabían a que se refería, si no fuera por Leesa o Juzal, él ya habría intentado matarlos.
- No se admiten tomates en esta discusión -Lo calló Goll.
- Excepto el que le voy a tirar si sigue hablando -Amenazó su compañero.
- Lo que pasa es que somos muchos y es difícil la organización -Dijo Torg sabiamente.
- Planeemos algo que no necesite mucha gente
- Dicen que las tácticas alsirias son las mejores -Dijo Soro sin sacar la vista de su libro.
Cada uno ideó planes por su parte... Livh y Leesa traducían.
- Khor va a llamar a su clan, entonces Avalancha se va a ocupar de conquistar Eferias -Comenzaron a relatar el plan- Mientras, los ignitas van a capturar Herbered. Así vamos a mantener ocupadas a las lechugas... Livh y Jean-Luc van a subir a los miradores de la muralla y van a matar a los guardias que están en la puerta, sigilosamente. Torg, Goll y Soro van a buscar a la hermana de Livh (quien les va a decir dónde es). Dusmirild y Dinleucci van a ir a la Isla Central en bote, allá van a estar seguras. Thof e Íewen, quienes van a entrar junto a Goll, Torg y Soro, van a ir directo a la zona de iniciación (Íewen puede hacer funcionar el teletransportador), de allí se van a dirigir al otro teletransportador que los lleva al reino interior y así van a ir directo al castillo, van a buscar a Vingüet y a "charlar amablemente" con el rey.
- Bueno, entonces... -Suspiró Khor- Me dirijo a Alsius.
El plan comenzó. Juzal acompañó a la princesa y a la joven Molok a la isla y luego se dirigió con Roldier y Leesa a Herbered.
Todos los alsirios, menos Khor, fueron a esconderse detrás de una roca cercana a la gran entrada al verde reino.
Mientras, muy lejos de allí hacia el norte (21:00, sol poniente).
- ¡Hijo, despertá! ¡¡Rápido, Kontt!! -Gritaba una Norda en pijama.
- Mmm... ¿Qué pasa? -Preguntó el chico adormecido.
- ¡Rápido! ¡¡KONTT!!
La puerta se rompió bruscamente. Todo Rottersvall había despertado.
- Señora, él ya no es más un niño -Le dijo el guardia, quien causó el derrumbe de la entrada.
- ¡Pero sólo tiene quince años!
- La edad justa para ir a la guerra -Insistió el hombre, aferrando del brazo al joven Nordo que seguía sin entender qué pasaba- Ignis conquistó el castillo, si no ayuda a proteger los fuertes... ¡Invadirán el reino!
- ¡Pero...!
- ¿Prefiere que muera su hijo o que mueran todos?
Una chica, de la misma edad que su hermano, se levantó de la cama y se dirigió a la entrada de su casa para ver qué es lo que estaba pasando.
- ¡Jhill, acostate! -Le rogó la mujer.
- Mmm... Bueno -Ambos chicos estaban que se dormían parados. La noche anterior había pasado lo mismo y no pudieron dormir.
- ¡Por favor, señor! -El guardia empujó a la Norda y se llevó al chico.
Ya estaban en El Descenso de Herulf cuando el chico preguntó qué hacía ahí.
- En este momento voy a hacerte el favor de comprarte una armadura y una espada nueva para que puedas ir a la guerra...
- ¿Qué hora es?
- ¡La hora de que te despiertes! -Le gritó.
El Utghar guardia y el Nordo caballero... Ambos se dirigían, tal vez a su ultima batalla. Había curanderos cerca... Pero quién sabe si alguien puede curarlos a ellos. Un día antes había discutido con su hermana melliza sobre si iban o no a capturar un fuerte... Y ahora no podía ni pensar en la cantidad de muertes que iban a resultar.
Al llegar a la muralla se encontraron con un enano bárbaro muy apurado. Este lo miró al chico y, sin que el guardia se de cuenta, se lo llevó consigo.
- ¿¡Qué hacés!? -Le gritó el joven Nordo.
- Te salvo de una muerte segura -Le contestó bruscamente- A menos que quieras ir a aguantar Aggersborg.
- Mmm... Gracias, pero...
- Me sonás mucho, ¿tu padre estuvo alguna vez en Avalancha?
- ¡Eh, chico! -Gritó un enano cazador a lo lejos junto a un Utghar bárbaro- ¡Es él, es él!
- ¿Quién es él? -Se extrañó Khor.
- ¡¡El invocador!!
Fin del día cuatro.
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