- Ejem, ejem... ¡Escuchen! -Gritó Goll para llamar la atención de todos.
- Decidimos que nos vamos a dividir para hacer las quichicientas cosas que tenemos que hacer para poner en orden la cosa...
- Torg, Khor... -Ambos alsirios se miraron. Ya habían viajado juntos ellos en la ultima división que se había hecho en el grupo- ustedes van a buscar al invocador de Alsius...
- ¿Te molestaría viajar conmigo otra vez, Torg Snowflake? -Preguntó el enano sonriente.
- Para nada -Le respondió desde arriba el brujo.
- Su majestad Vingüet, Jean-Luc, Livh y Soro se van a dirigir a Syrtis para buscar a la hermana de Livh
- Pero no recuerdo el idioma syrtense -Anunció el hechicero.
- Hacete el mudo y listo -Propuso Íewen.
- Juzal, Leesa y Dusmirild... ustedes van a ir a Ignis a averiguar qué quiere hacer el rey.
- ¿Nos llevamos a Dinleucci con nosotros? -Preguntó Leesa.
- Sí... Y vos, Íewen, venís con nosotros a terminar todo este tema de Daen-Rha y Evendim.
- Bueno, pero no sé mucho de esto, ¿eh? Y, además... necesitaría mi libro
- ¿Para qué tengo que ir yo con los syrtenses? -Se preguntó Soro.
- Para hacer que mi hermana recuerde cómo invocar
- Y todo lo que olvidó -Agregó Goll. Livh lo miró, pero este giró su cabeza para ver nuevamente a Íewen- Mmm...
- Podría dárselo, puedo recordar el hechizo -Dijo el chico finalmente, entregándole el mar de hojas que guardaba en el bolsillo interno de su túnica.
- Bueno, ya podemos irn...
- ¡Esmerold Ger! ("¡Escuché algo!") -Interrumpió Juzal- Ikimenthos... ("Pasos") Ik Eknebuuoth ("Es un galope de caballo"). Ik Eknebuuothes, bikther ("Es un galope de caballos, mejor dicho")
- ¿Konthos? ("¿Cuántos")
- Ekneketh Irkbuuothes ("Diez y seis patas de caballo")
- ¡Cuatro caballos se aproximan! -Gritó Thof- ¡¡Preparen armas!!
Una enorme roca encendida en fuego cayó al lado de Torg.
- Brujos... -Murmuró él.
Livh se escapó por detrás. Consiguió una mascota velozmente y volvió a la zona de combate. Le ordenó a su mascota y a sus flechas que ataquen a los enemigos que se aproximaban. Jean-Luc y Vingüet la acompañaron. Íewen y Leesa encantaron a todos para darles defensa, maná y demás a sus compañeros. Juzal y Torg comenzaron a "bombardear". Khor, Thof (rengüeando, gracias al flechazo de hace dos días) y Goll sacaron sus armas. Los Nordos se pusieron adelante de todos para recibir ellos los golpes y el enano fue directo a cargar hacia el lugar en el que estaban los caballos corriendo hacia ellos. Soro tenía su libro en una mano y su báculo en la otra. Pronunciaba palabras extrañas que solo Íewen reconocía, y no a todas. La pequeña Molok sacó ocho dagas, cuatro en cada mano. Esperó a poder verlos, en ese momento las lanzaría.
- ¡También conjuradores! -Dijo al ver luces y sonidos típicos de los hechizos de curación- pero ninguna flecha aún...
Una tormenta de rayos cayó encima de Juzal y Jean-Luc, quienes estaban uno al lado del otro.
- Ignitas seguro... -Se dijo Íewen curándolos- ¡Ectheriouslenmett!
Una bola semi-invisible envolvió a la comunidad, luego desapareció. Todo hechizo que lanzaban los ignitas rebotaba contra ellos. La siguiente "conversación" fue hablada en ignita:
- ¡¡Devuelvan a la princesa, malditos!! -Gritó un esquelio a caballo. Detrás de él aparecieron tres más... Todos magos.
- ¿Roldier? -Preguntó Juzal.
- ¡Juzal, Leesa! ¿¡Qué hacen con estos inútiles!?
- ¿¡Inútiles!? -Se quejó Thof. Revoleándole la espada que tenía en la mano, la cual se clavó en el brazo de uno de los magos. Tiró su escudo al suelo y agarró su espada a dos manos
- ¡Roldier, no sigas! -Le gritó la hechicera- Ellos quieren proteger a la princesa
- ¡Silencio! -Yo creía que estaba muerta... se decía Pero es peor, ¡está loca!
- ¡Ay, dios! ¡¡Roldier, matalos!! -Le gritó un elfo oscuro detrás.
- ¡El rey ordenó que...! -Un hachazó hizo que el pobre corcel se quedara sin patas delanteras.
- ¡Peleá si sos hombre, caramba! -Gritó el enano en alsirio.
- ¿¡QUÉ!?
¡PUM!
. . .
. . .
- ¿Roldier?
- Ay ay ay ayyyyyyy -Chillaba acariciándose la cabeza.
- ¿Los demás cómo están, Íew?
- Parecen bien, aunque siguen desmayados... Lo que sí, tienen un gran chichón en la cabeza
- Jeje, creo que me dejé llevar por mis instintos sin siquiera preguntar -Sonrió el bárbaro.
- Ni te disculpes -Rió Thof- ¡Casi nos matan!
- Dejemos que duerman -Aconsejó Leesa.
- ¿Vos decís que nos vallamos y los dejemos solos acá? -Preguntó Goll.
- Esa era una idea, pero si querés que te corten la cabeza unos tomates con patas... Jeje, por mí está bien -Rió el otro caballero.
- También podríamos... -Livh pensó lo que iba a decir- No, sería demasiado cruel
- ¿Qué?
- Despertarlos y amenazarlos con que nos ayuden, ya que tan débiles están...
- Es una buena idea -Dijo Torg- Es cruel, sí... ¿Pero acaso ellos no querían matarnos?
- Creí que vos eras más pacífico -Dijo Thof mirándolo atentamente.
- Tengo mis días -Sonrió. El Nordo se lo imaginó con cola de diablo, colmillos y alas.
- ¡Puaj!
Intermedio.
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