Día tres (mañana): Vonkutt ikmith vonkuth
- ¡Señor, señor! ¡Por favor, déjeme pasar! -Rogaba un hombre en la entrada del gran castillo real, en el reino interior de Alsius.
- ¿Qué es lo que necesita?
- ¡Entregar esta carta, pero necesito hacerlo personalmente!
- Mmm... ¿Qué tan importante es?
- ¡Su vida depende de ello! -Parecía enloquecido, como si lo único que le importara en toda la vida fuera entregar esa carta.
- ... -El robusto Utghar lo miraba amenazante- Está bien, pero sepa que va a estar vigilado.
- ¡No importa, lo único que necesito es entregarle esto al príncipe!
- ¿A su majestad Vunkutt?
- ¡Sí, señor! ¡¡Por favor, es urgente!!
El Utghar le hizo unas señas a otro guardia, explicándole que necesitaba alta vigilancia hacia este sujeto.
- Permítame escoltarlo a la sala del trono, señor -Le dijo.
- Por favor, ¡es urgente!
- Por acá...
Un rato después ya estaban allí. Miles de arqueros enanos custodiaban los balcones internos de la enorme habitación. Dos caballeros, listos para defender al heredero de la corona alsiria vigilaban al Nordo de la carta con la vista desde al lado del gran trono. Del otro lado, diez magos (cinco de cada lado) custodiaban la entrada. Escondidos detrás de los arqueros, los bárbaros se preparaban por si algo salía mal para hacer su gran ataque sorpresa... Sigilosos, algo brutos, aunque sigilosos al fin.
- ¿Quién es, de dónde viene y qué quiere? -Preguntó el príncipe amablemente.
- Soy Norggak, de Allahed, mucho gusto
- ¿De Allahed? -Se extrañó- Mmm... ¿Para qué viene?
Los guardias no podían entenderlo, el príncipe había estudiado la geografía de todo Ra. El ignita dejó escapar una insignificante risa.
- ¿Sabe muy bien que Allahed es de Ignis, cierto?
- Sí -Afirmó. El esquelio sabía muy bien lo que estaba pasando, al igual que Vonkutt.
- Vengo para entregarle esta carta, mi señor -Acercó su brazo hacia la cara del futuro rey, algo que no les cayó muy bien a los guardias.
- ¡Aún no ataquen! -Gritó- Leeme la carta vos mismo -Le dijo duramente.
- "Vonkutt Ikmith Vonkuth..." perdone, su majestad, me equivoqué de escritura (*) -Sonrió- "La guerra se aproxima, queridos alsirios... Para ganar en ella ustedes necesitan la ayuda de un gran guerrero alsirio que ustedes no conocen... O si lo conocen y están ignorándolo constantemente... Para ganar en la guerra necesitan al rey Vonkutt... Sino perderán, no es cuestión de ver de qué lado del puente negro hay más muertos, ¿o sí, queridos alsirios? Podríamos contar de qué lado hay más gente, y el que gana gana... Podríamos dejar a Thorkul y a Daen-Rha hacer el trabajo sucio por nosotros... Pero ambos decidimos la guerra. Se pueden arrepentir de esta decisión, sólo van a quedar como cobardes para los inútiles de los syrtenses. Lo que le quiero decir es que... cuando exista una guerra entre Ignis y Alsius, de su lado tienen que tener al rey Vonkutt"
- ¿Quién escribió esa carta?
- El sabio de Medenet. Estuvo leyendo el gran libro del templo... y en una página decía claramente "Cuando la guerra entre el norte y el este sea... del lado del norte estará él, el caballero del norte más poderoso nunca antes visto... Su nombre será Vonkutt De Laferh, pero todos lo conocerán como el guerrero alado... Sólo los mismos alsirios lo llamarán El Rey Vonkutt... Si él muere antes de que comience la guerra, Alsius lo perderá todo".
- ¿Sigue vivo el que lo predijo?
- Permítame decirle, mi señor... que los ignitas nunca mueren... Sólo se convierten en salvajes Ígneos que no recuerdan nada desde el día en que abrieron los ojos.
- Es una bella forma de pensarlo, Sr. Norggak... Pero no es cierto y nunca lo será -Corrigió él con un tono de frialdad en la voz- ¿Sigue vivo quien lo predijo?
- Murió en la guerra contra los Ígneos, hace más de quinientos años... ¿Acaso duda de que la predicción sea verdad?
- Nunca dije eso... Ahora, ¿me haría el favor de marcharse y no volver a tocar suelo alsirio?
- Enseguida, su majestad... Pero sepa que no soy el único ignita presente en su glorioso reino...
Fin del día tres (mañana).
(*Vonkuth significa "tonto" en ignita)
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