sábado, 24 de enero de 2009

Parte cuatro - Los Invocadores y la predicción de los dioses ignitas

Parte cuatro: Los Invocadores y la predicción de los dioses ignitas.

Era una bella escena... Thof estaba recostado en el verde pasto al lado de Íewen, mientras Goll y Livh estaban sentados en una enorme roca de la mano. De repente, los dos caballeros preguntaron al mismo tiempo: "¿Qué pasó?".

El chico no se dio vuelta al notar la presencia de la ignita, simplemente preguntó qué quería.

- Saber por qué te fuiste
- Creí que lo sabías
- Sé mucho, pero no todo

- ¡¡Gak!! -El hombre volvió a tenzar el arco.
- ¿¡Ven Emvessil Men!? -Gritó Jean-Luc revoleándole la daga que iba a utilizar para matar al Utghar si hacía falta.

- ¿Quién es, de dónde viene y qué quiere? -Preguntó el príncipe amablemente.
- Soy Norggak, de Allahed, mucho gusto
- ¿De Allahed? -Se extrañó- Mmm... ¿Para qué viene?
- ¿Sabe muy bien que Allahed es de Ignis, cierto?

Esta noche hablaremos con Hammerstriker. Ojalá que lo encontremos al invocador.
¡Sí, voy a capturar mi primer fuerte! Va a ser grandioso, con ayuda de este bobo, pero bueno...
Mañana por la mañana, todos van a ser avisados del plan. No puede fallar.
Mmm... Ojalá que sea muy importante. Ya se está haciendo de noche, el rey odia que lo despierten tan tarde.
¡Jaja! Que ingenua que es... Se cree que caí en su trampa. Es obvio que ella escapó... Debe tener alguna razón... Ojalá que esos estúpidos la traigan viva.

- Brujos... -Murmuró él- ¡También conjuradores! -Dijo al ver luces y sonidos típicos de los hechizos de curación- pero ninguna flecha aún...

- Los días ya no son como antes... -Suspiró ella- Hay muchos problemas y todos relacionados entre sí... La hermana de ella es la invocadora syrtense y los ignitas la quieren secuestrar... La princesa es la invocadora ignita... Ella es otra de las hechiceras más poderosas... Todos queremos encontrar al invocador alsirio para protegerlo... Él no sabe quién es ni de dónde viene... El tiempo cambió, los vientos ya no están a favor de nadie
- Sí -Se escuchó una voz detrás de ellos- El viento está a favor de Syrtis...
- ¿De Syrtis? -Se extrañaron los ignitas.
- Vingüet desapareció y dudo que no halla sido intencionalmente...

- ¿¡Qué hacés!? -Le gritó el joven Nordo.
- Te salvo de una muerte segura -Le contestó bruscamente- A menos que quieras ir a aguantar Aggersborg.
- Mmm... Gracias, pero...
- Me sonás mucho, ¿tu padre estuvo alguna vez en Avalancha?
- ¡Eh, chico! -Gritó un enano cazador a lo lejos junto a un Utghar bárbaro- ¡Es él, es él!
- ¿Quién es él?

Ya estaban acercándose a Eferias... El cielo, mostrando la luminosa luna y las nubes negras que se aproximaban desde el sudeste predecía que esta guerra no iba a ser simple, o mejor dicho... estas guerras.

Al darse vuelta, un elfo oscuro con armadura plateada y negra, una larga capa roja y una reluciente corona sostenía un rapier de hoja color azul grisáceo.

Un fuerte golpe con la espada lo noqueó. Ella hizo venganza pegándole un "baculazo". El otro salió directo hacia el brujo, quien le pegó una brusca piña en el estómago. Ella lo apuntó al bárbaro y él al caballero. El hombre, medio atontado por el golpe, se paró con ayuda del caballero. Ambos miraron para atrás, pero con lo único con lo que se encontraron fue con dos espadas y dos caballeros.

Parte tres - Antes ellos eramos así


Parte tres: Antes ellos eramos así

La primera vez que cruzaba la muralla...
Él la protegió como si fuera una de los suyos...
Pero ella no era más que una vil elfa oscura...
Que una vil elfa oscura...
Estuvo persiguiéndola por toda la Zona de Guerra...
Sólo para encontrarla y protegerla...
Pero ella no era más que una vil elfa oscura...
Que una vil elfa oscura...

Molino, de viento

No, no, no parés
Molino, de viento
Puedo repararte

Muy triste es su historia, dice la leyenda del gran brujo
Cuando era joven nadie le prestaba atencion
Cuando su poder crecio todos lo adoraban...
Pero solo por su magnifico poder
Solo una joven se atrevio a quererlo...
Nadie lo podia creer
Cuando él pudo quererla como ella lo queria a él...
Su mas grande enemigo salio al ataque
El duelo mas grande de todo Ra, dice la leyenda del gran brujo

Frios son los vientos de este lado de la gran isla de Ra!
Preparen sus armas!
Firmes los rapieres, valientes los guerreros!
Justo en el blanco, fue un arquero!
Alsius, Alsius!
Grita su pueblo
Alsius, Alsius!
Frios son los vientos de este lado de la gran isla de Ra!
Baculos en alto!
Tormenta eléctrica, aca estan los brujos!
Vida, mana, cadaveres caminando junto a los conjuradores!
Alsius, Alsius!
Grita su pueblo
Alsius, Alsius!
Cuidado, elfos del bosque! Su magia divina y su gran punteria no nos hara nada
Porque somos Alsius, senores élficos!
Cuidado, elfos oscuros! Sus grandes poderes y su sorprendente fuerza no nos hara nada
Porque somos Alsius, senores élficos!
Alsius, Alsius!
ALSIUS!!!

Parte dos - En las entrañas de la tierra

Parte dos: En las entrañas de la tierra.

- Uf, ¿qué querrá ahora? -Se quejó Thof
- "Nos informó Gosfer... -Comenzó a leer Goll- ...que su hermano, Gasser, fue a la Isla de Cristal y no volvió. Fue a buscarlo hace unos días y sigue sin volver. Esto es muy extraño así que vamos a hacer una expedición. Lo ideal sería presentarse en el Descenso de Herulf, la próxima luna menguante cuando se pueda ver. Saludos desde Montsognir, el capitán Berderik Makihfer."
- Qué extraño, ¿qué les habrá pasado?

- Pero, si Thokul está despierto... -Dudó Thof
- ¡¡¡PUEDE VENIR HACIA ACÁ EN CUALQUIER MOMENTO!!! -Gritó Khor.
- No, él sólo sale de su escondite cuando alguien utiliza un hechizo muy poderoso

Una elfa oscura de aspecto pacífico. Junto a un elfo con hermosas alas de grifonita y un montón de ignitas. Ella aparece de repente en medio de una sala con una mesa y una biblioteca repleta de libros. Agarra uno y comienza a leerlo. Unos días después la pobre conjuradora no puede soportar sus frenéticos impulsos de asesinato. Grita por el dolor, grita por la locura. La pobre no puede... Al pasar el tiempo, sus delicados ojos de curandera se transforman en mortales ojos rojos de nigromante. Sus poderes ya no son de una profesión en especial. Su mente es pura y únicamente maligna y oscura. Detrás de ella, un gigantesco ígneo con armadura, un espectro con una espada larga y un horripilante gusano monstruoso se presentan listos para obedecer a su nueva ama. Con tal de conseguir la vuelta a la vida, Evendim y Daen-Rha siguen a la loca hechicera. Por el contrario, Thorkul sólo lo hace por instintos y a la fuerza. La única debilidad de la bestia, "Dominio de la Voluntad" es lo que usa la ignita para controlarlo.

Esa elfa... Se volvió completamente loca ¡Despertar a Thorkul, Daen-Rha y a Evendim! No puede existir un poder tan potente como para tal cosa se decía, Fue culpa de ese libro. Ella era pacífica cuando vivía en las tranquilas tierras de Aguas Profundas. Cuando volvió a Ignis y entró a esa biblioteca... Encerrada, sin comida ni agua, la oscuridad la fue invadiendo de a poco. Tal vez ya esté muerta y lo que queda de ella es nada más que su espíritu. ¿Pero por qué volvió en esta época? ¿Qué pasó que la despertó? Cuando llegue al final del túnel y me encuentre con ella... juro que me va a aclarar muchas dudas.

Ella se sentó a su lado. Esperando lo peor, no al gusano... A esa persona... A esa persona que la había agarrado, torturado. Fue salvada por un chico. No supo de qué reino era porque no habló. Cuando la tiraron en el agua, él hizo Terror de Sultar para espantar a los que la habían dejado ahí, debajo del Puente Blanco del pantano. La llevó hasta la muralla y ahí fue asesinado por los guardias... Seguro era ignita. La persona que la había obligado a rastrear a un alsirio... Era un Utghar, ya que aquella persona le había dado pelos celestes blanquecinos para encontrarlo... Era brujo, porque lo que buscaba era su poder... Era... ¿Era Torg? ¿Torg Snowflake?

- Los nuevos jugadores tendrán el placer de luchar contra los preferidos del público... -Se escuchó una fuerte y gruesa voz entre las demás- ¡¡Ujla y Usrrofh!!

- Qué chico más raro -Murmuró Torg. Vio una sonrisa risueña en la cara del elfo oscuro- ¿De qué se ríe, Thof?
- Elv Nack du "chico" srark
- Dijo que le causa gracia la palabra "chico"
- ... -Su oído es muy bueno pensó el Utghar

- No vuelvas a decir "No te importa", porque en este momento TODO me importa
- Tonto -Murmuró y siguió caminando.

- Denada -Se escuchó de atrás.
- ¿Quién...? -Una elfa oscura de pelo blanco se presentaba al lado de un árbol
- Leesa Lipkit
- ¿No temés que te mate?
- Sinceramente, sí... Espero que me devuelvas el favor y no lo hagas..
- Mmm... La próxima vez que nos encontremos, vas a ser puré de tomate
- Entonces, allá nos veremos... -Dijo sonriendo.
- Allá nos veremos...

El Alturian miró el cielo pronunciando la palabra "Munsser". Dusmirild se dio vuelta y le sonrió. Jean-Luc le respondió la sonrisa y se tiró en el suelo como habían hecho los demás... La primera sonrisa que le habían logrado sacar al tirador en todo el viaje, en las entrañas de la tierra.

Personajes - Parte cuatro

Los Caballeros del Norte (Parte cuatro)

Dinleucci
Apellido: Se desconoce
Edad: 12
Reino: Ignis
Raza: Molok
Profesión: ---
Idiomas: Ignita, Antiguo idioma de los Moloks.
Apariencia: Su pelo es castaño oscuro. Tiene unas trenzas las cuales las acomoda adelante de los hombros. Sus padres hicieron que se pinte un tatuaje en forma de T debajo del ojo derecho y una semi O al rededor del izquierdo. Lleva ropa de arquero, pero lo único que sabe utilizar son las dagas arrojadizas.

Roldier
Apellido: Se desconoce
Edad:
Reino: Ignis
Raza: Esquelio
Profesión: Conjurador.
Idiomas: Ignita.

Kuntt
Apellido: Linvéreh
Edad: 15
Reino: Alsius
Raza: Nordo
Profesión Caballero
Idiomas: Alsirio
Apariencia: Su pelo es castaño oscuro. Tiene unos mechones de pelo que, aunque se los acomode, siempre terminan cayendo sobre su ojo derecho. Lleva armadura de aprendiz, ya que todavía no terminó su entrenamiento de caballero. Cuando Thof (quien lo entrena cuando se une a ellos) lo conoce le regala su armadura, incluyendo el escudo y la espada.

Jhill
Apellido: Linvéreh
Edad: 15
Reino: Alsius
Raza: Norda
Profesión: Bárbara
Idiomas: Alsirio
Apariencia: Su pelo es pelirrojo oscuro. Al igual que su mellizo, tiene unos mechones de pelo que, aunque se los acomode, siempre terminan cayendo sobre su ojo derecho. Lleva armadura de aprendiz, ya que todavía no terminó su entrenamiento de bárbara. Cuando Khor comienza a entrenarla para que pueda ser una poderosa guerrera le regala un enorme tridente que tenía guardado.

Vunkutt (príncipe)
Apellido: De Laferh
Edad: 18
Reino: Alsius
Raza: Nordo
Profesión: Caballero
Idiomas: Alsirio


Luca
Apellido: Se desconoce
Edad:
Reino: Syrtis
Raza: Alturian
Profesión: Bárbaro
Idiomas: Syrtense

Hao
Apellido: Asakura
Edad:
Reino: Syrtis
Raza: Alturian
Profesión: Caballero
Idiomas: Syrtense, Alsirio

Parte cuatro - Día cinco (Segunda parte)

Día cinco: Segunda parte.

Un fuerte golpe con la espada lo noqueó. Ella hizo venganza pegándole un "baculazo". El otro salió directo hacia el brujo, quien le pegó una brusca piña en el estómago. Ella lo apuntó al bárbaro y él al caballero. El chico, medio atontado por el golpe, se paró con ayuda del joven hechicero. Ambos miraron para atrás, pero con lo único con lo que se encontraron fue con dos espadas y dos caballeros.

- Livh, traducinos todo lo que digan -Pidieron los Nordos. la siguiente conversación fue hablada en syrtense:
- ¿Quienes son y qué hacen por acá?
- ¿¡Cómo!? ¡Nosotros deberíamos haber preguntado eso! -Se quejó el Alturian que podía hablar, acariciándose la cabeza por el golpe de Íewen.
- ¿No les extraña que esté con ellos? -Preguntó. Jean-Luc la miró extrañado.
- ¿Qué les importa eso? ¡Preguntale lo que nosotros queremos saber! -Dijo.
- ¡Eso es algo que yo quiero saber!
- Los syrtenses ya estamos acostumbrados a traiciones... Aunque es raro que estés con alsirios.
- ¡Esto no es contra Syrtis, ni contra Alsius, ni contra Ignis! De nosotros, la única que no lo pudo entender fue Vingüet
- ¿¡La princesa!? -Se exaltó.
- De diez y seis personas sólo una no pudo entenderlo... ¡Hasta Dusmirild, la princesa ignita está con nosotros!
- ¿¡Qué!?
- Mientras nosotros discutimos inútilmente acá, miles de vidas mueren en vano en la guerra de Alsius contra Ignis y simplemente ¡porque el rey ignita está loco! Él quiere a los tres invocadores para utilizarlos... Ya no es cuestión de venganza
- ¿¡De qué hablás!? -Livh agarró fuertemente su cuello con la mano que no sostenía el arco
- ¡De que el rey ignita quiere destruir Alsius para luego acabar con Syrtis más rápidamente!

Esta vez, todos los que la entendieron se extrañaron.

- Por suerte, nosotros tenemos a la invocadora ignita y al alsirio y la syrtense está en Dohsim... -Dijo soltándolo- Ahora... ¿Quienes son y qué hacen acá?
- Yo soy Hao y él Luca... Vinimos a buscar refuerzos para la guerra en Eferias. Pero, al verlos, como todo syrtense, decidimos atacarlos.
- Bien... Tienen dos opciones: Unirse a nosotros -Jean-Luc no entendía nada- o morir.

El bárbaro levantó la mano haciendo con los dedos el número uno.

- Está bien... Nos unimos a ustedes, pero sigo sin entender para qué están acá si no es para matar syrtenses.
- Ellos van a ocuparse de hablar con el rey -Señaló a Íewen y a Thof
- Nuestro rey es leal, no habla un idioma que no sea syrtense.
- Bueno, la princesa y yo traducimos
- ¿La princesa?
- ¡Sí, la princesa! Nosotros vamos a buscar a mi hermana, la invocadora de Syrtis y cuando le hagamos recordar cómo invocar...
- ¿Lo olvidó?
- ¡Olvidó todo, ahora silencio! -Los alsirios escuchaban los gritos de la semielfa y se preguntaban qué estaba diciendo- Y cuando le hagamos recordar cómo invocar vamos a hacer un ataque sorpresa hacia Ignis
- ¿Y sus compañeros ignitas lo van a aceptar?
- Fue idea de una de ellos. Ahora, decidan... ¿Van con ellos o con nosotros? -Preguntó.

Un rato después, en el pueblo de Dohsim (17:00, sol poniente).

- Buenos días, Clei -Saludó Livh- ¿Tenés idea de a dónde vive Minliev Sínmarin?
- Al lado de la entrenadora de cazadores, Amanyar... -Dijo aterrado, ya que Goll lo amenazaba con la espada. Los guardias ya habían muerto- Está del otro lado del puente al este.
- Gracias
- ... -El bárbaro trató de hablar, pero olvidó que era en vano. Le tocó el hombro a Torg
- ¿Mmm?
- ¡...! -Se señaló la boca.
- Uf... -Simplemente movió un poco el báculo, y el syrtense recuperó su voz.
- ¡Uy, al fin! -Miró a sus al rededores.

Tocaron la puerta, una semielfa bastante parecida a Livh abrió la puerta.

- ¿Quienes son ustedes?
- Soy Livh, tu hermana... ¿Me recordás?
- Mmm... No, pero aún así te creo. Te parecés mucho a mí -Miró a Torg y puso cara de asco- Nunca antes había visto a un ser así... ¿Qué hace con túnica? ¡Jaja, se ve ridículo!
- ¿...? -El Utghar se miró a si mismo. No estaba tan mal
- Él es un Utghar, no es un monstruo o algo así... Es una persona
- ¿Habla?
- Sí, pero en otro idioma... Al igual que ellos -Señaló a los alsirios.
- Mmm... ¿Para qué vinieron?
- Vos sos la invocadora de Syrtis... -Comenzó a explicar la cazadora- Como si fueras una conjuradora, pero en vez de conjurar un lich, un zarkit, un golem o algo así, conjuras un fantasma con armadura y espada que hace magia llamado Evendim... Hay uno en cada reino
- ¿Un Evendim o un invocador en cada reino?
- Un invocador... Vos sabías perfectamente como hacerlo, pero hiciste un poder para olvidarlo... Te salió mal, porque no sos maga ni nada parecido, entonces olvidaste todo... Este chico -Señaló a Soro- Sabe un hechizo para que te acuerdes todo...
- ¿Y funciona? ¿No me va a pasar nada malo?
- No -Afirmó Livh. Luego bajó la voz y se dirigió al jovevn hechicero, en alsirio:- No le va a pasar nada, ¿no?
- Nada malo -Contestó.

El chico agarró el báculo y la apuntó. Estaba apunto de hacer el hechizo cuando esta agarró el báculo. Tenía más fuerza que Soro.

- ¿Y si no es verdad? ¿Y si lo que quieren hacer es matarme o algo parecido?
- Soy tu hermana, nunca haría algo así...
- ¿Y si ellos te hipnotizaron para que yo te crea? ¿Y si lo que quieren es hipnotizarme a mí también?
- ... -Livh miró a los demás.
- ¡Ya! -Luca parecía apurado, agarró del brazo a Livh y le apuntó con la lanza- Si no te quedás quieta la mato
- ¡No la mates! No sé si es mi hermana... -La pobre semielfa se agarraba la cabeza, estaba muy mareada.
- Está bien, si no parás de moverte te mato a vos -Y le apuntó a ella.

La chica se quedó paralizada. Cuando Soro hizo el hechizo, ella desmayó.

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Se sentía como si estuvieras bajo al agua, sólo que podías respirar... Era muy extraño. Parecía eterno, pero en realidad no había pasado más de un segundo. Así que esto es teletransportarse... se decía el caballero ...Y pensar que los elfos ya están acostumbrados. Es muy extraño, no es incomodo. Se siente mejor que cruzar una enorme puerta y un par de puentes...

- ¿Thof, estás bien? -Preguntó la hechicera.
- Sí -Asintió sonriente.
- ¿Qué te pasa?
- No, es que nunca antes me había teletransportado... Es interesante.
- Bueno, vamos...
- ¿Interesante? ¡Estos alsirios están locos! -Dijo Hao, sorprendiendo a los Nordos.
- ¿Hablabas alsirio?
- Sí, ¿algún problema?
- "El rey es leal, el único idioma que habla es el syrtense" -Rió él- Al parecer, vos no sos tan leal
- ¡Grrr!
- Dejalo, Thof -Dijo ella agarrándole el brazo- ¡Vamos!

El reino interior de Syrtis era impresionante, mucho más bello que la zona de preparación... A lo lejos se veía un enorme complejo, mucho más grande y bello que Eferias. Comenzaron a caminar hacia allí. Lo peor se aproximaba...

Fin de la parte cuatro.

Parte cuatro - Día cinco

Día cinco: Las dos guerras

- ¡Y! Vio como es la gente... "Vendo esto, compro esto"
- Mmm -El guardia había estado fingiendo que escuchaba al incansable bárbaro desde hace más de una hora.
- Bueno, también es por ser la capital... Fisga... Fisga está repleto de mercaderes, ¡y no olvidemos a los que andan pidiendo plata todo el tiempo! Se creen que la vida es dulce, que nosotros tenemos que hacer el trabajo sucio por ellos, ¿entendés lo que te digo? Nosotros matamos los bichos, ganamos monedas y después vienen estos para pedirtelas... ¡Tooodo el tiempo lo mismo! Ya me estoy cansando, umm...
- Uf -Para colmo, el brillo cegador que reflejaba su roja cabellera cuando le daba el sol estaba acabando con su vista.
- ¡El otro día me dijo Ferland que...! -Una flecha atravesó el cráneo del guardia- ¿¡!?

El bárbaro se dio vuelta para ver los balcones de la muralla, el lugar de donde había salido la flecha. Pero no había nada... Estaba por entrar a su honorable reino para ver qué ocurría cuando cayeron dos flechas, una en cada pie. Gritó furioso pero nada se escuchó. Quiso agarrar su monstruosa lanza, pero no estaba en su espalda. Miró por encima de su hombro y se encontró con un Utghar brujo y dos Nordos, uno de ellos le estaba apuntando con su espada.

- ¿No deberías estar en Herbered, amigo? -Le dijo Goll en alsirio.
- ¡¡¡...!!! -Torg se había ocupado de silenciarlo.
- Af... Af... Af... -Íewen venía corriendo desde Herbered- Los syrtenses ya se dieron cuenta... Pasé cerca del mercado y... y están haciendo un rejunte para ir al fuerte
- Buena noticia, Íew -El pobre bárbaro era inocente, lo peor que había hecho ese día era molestar al guardia, ahora muerto, y no fue intencionalmente.
- ¿Lo matamos? -Preguntó Soro, quien estaba sosteniendo su lanza.
- Mejor esperemos a que venga Thof

Pasados unos minutos, el caballero llegó a la muralla.

- Me encontré con cinco syrtenses que se dirigían Herbered, los maté -Dijo Thof agotado.
- ¿Avalancha ya está allí?
- Sí, pero me vine con algo más interesante... -Detrás de él, dos chicos de unos quince años- Es el invocador, ella es su hermana.
- ¿El invocador es un chico? -Se extrañó Soro.
- Soy más alto que vos, así que no podés decir nada -Gruñó el joven Nordo.
- Seas o no más alto soy bastante más grande de edad que vos y tengo mucha más experiencia.
- ¡Paren! Uf... ¿Para qué los trajiste? -Preguntó Goll.
- Necesitan un entrenador, no pueden luchar así
- ¿Y te pareció que lo más inteligente era traerlos a Syrtis?
- Para tenerlos con nosotros
- ¿Los vamos a llevar al castillo? -Dudó Íewen.
- No... -Miró hacia los balcones de la muralla, Livh y Jean-Luc estaban allí- Cuando encuentren a la hermana de Livh, ellos se quedará con ustedes... Así pueden protegerlos
- B... Bueno -Se extrañaron.
- No hace falta que los entrenes, Goll... Yo puedo hacerlo cuando todo esto termine
- ¡Ey! -Se quejó Kuntt.
- Bueno, ¡qué comience la fiesta! -Dijeron y se internaron en el reino.

Ellos caminaban atentos, con el gran escudo mágico de Íewen. Torg y Jean-Luc estaban alertas por si pasaba algo inesperado. Livh los guiaba.

- ... -El pobre bárbaro seguía sin poder hablar, ni siquiera se podía mover de ahí... Las flechas estaban demasiado clavadas en la tierra.
- ¿Luca? -Se extrañó un Alturian caballero al ver a su compañero.
- ¡¡¡...!!! -Trató de gritar inútilmente.
- Venía a buscar gente para ir a Eferias, pero... -Lo empujó de golpe, haciendo que se sentara en el pasto y le sacó bruscamente las flechas de los pies- Todavía no soy mago, así que vas a tener que quedarte mudo.
- ¡¡...!! -El pelirojo señalaba desenfrenadamente los balcones de la muralla y la entrada de esta misma.
- Sí... Pensaba ir a buscar gente en este momento.
- ¡¡¡. . .!!! -El bárbaro no pudo hacer más que agarrarle fuerte del brazo y llevarselo. Quería mostrarle a los alsirios.

La guerra en el puente negro aún no había comenzado, los ejércitos alsirios se preparaban en la muralla para luego dirigirse a Ignis. Estos, en cambio, estaban dentro de su desértico reino. Apenas alguien finalizaba su entrenamiento terminaba siendo reclutado para la gran guerra... la cual estaba predecida por algún ignita que escribió un libro más largo que el de Evendim.

La otra guerra, bastante más al sudeste, en Eferias... Esa sí que había comenzado, y hace rato. Avalancha los había tomado por sorpresa a los syrtenses, pero estos eran demasiados... Aún así, Alsius tenía fama de ser pocos, pero muy organziados.

Un poco más al oeste, en Herbered, los ignitas ya habían capturado el fuerte... Pero sólo eran tres contra miles. Aún así, esos tres... seguramente eran los mejores tres de todo Ignis. Leesa hacía espectáculos maravillosos, invocaba dos lichs a la vez, hacía de sus compañeros verdaderos caballeros... Juzal... Juzal era un bombardero, se la pasaba lanzando cosas del cielo, entre los enemigos había brujos, pero no ignitas, claro... Los brujos ignitas, uno de los seres más poderosos de Ra... Roldier parecía ser tres personas a la vez, hacía todo... pero no se movía. Todo, todo lo que puede hacer un conjurador en la misma persona que, para colmo, no movía un pelo.

Entre Syrtis y el puente negro estaba la Isla Central, en la cual no había ningún tipo de guerra... Dusmirild y Dinleucci esperaban a que algo suceda. Ya podían escuchar los ruidos de espadas al norte, en la guerra "Alsius-Ignis".

- ¿Dusmirild? ¿Hija mía?
- ¿¡Qué!? -Se exaltó ella.

Al darse vuelta, un elfo oscuro con armadura plateada y negra, una larga capa roja y una reluciente corona sostenía un rapier de hoja color azul grisáceo.

Intermedio.

Parte cuatro - Día cinco (mañana)

Día cinco (mañana): Jhill y Kuntt Linvéreh

- ¿¡EL INVOCAQUÉ!? -Se exaltó el enano- ¿¡Vos sos el invcador!?
- S... Sí, no sé... Parece que sí -Estaba bastante confundido.
- ¿¡Sos el invocador o no!? -Le preguntaron los tres a los gritos.
- ¡¡¡AYUDA!!! -Se escuchó desde lejos.

Era una mujer con su hija que escapaban de un... ¿¡ignita!?

- ¡¡MALDITO TOMATE!! ¿¡QUÉ DIABLOS HACÉS VOS ACÁ!? ¡¡¡MORÍIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!! -Gritó el enano y revoleó un hacha arrojadiza que llevaba en el cinto, la cual terminó exactamente entre los ojos del pobre hombre- Permítame presentarme, soy Khor Lukdef
- Yo soy Muldeif Minderén, gracias por rescatarnos de ese ignita... Y también gracias por rescatar a mi hijo de la guerra.
- ¿Acaso sabía usted lo importante que es su hijo? -Al pronunciar estar palabras, el bárbaro pudo notar la cara de enfado de la hermana del chico.
- Es... ¡Es mi hijo!
- Sí, sí, pero... además de ser su hijo... -Khor suspiró- Él es el invocador alsirio.
- ¿¡El qué!? ¿¡Mi hijo es el invocador alsirio!? ¡¡Sólo tiene quince años!!
- Me pareció muy extraño, pero estos hombres afirman eso...
- Hablamos con los sabios de toda la población... Cuando hablamos con el de Rottersvall nos dijo que el único con el poder de despertar a Thorkul habitaba en la aldea... Y los que dicen que el invocador murió se están confundiendo con el padre de su hijo, ¿no?
- Sí, mi esposo murió, pero... ¿Están seguros de que mi hijo es el invocador?
- ¡Obvio, mamá! ¿Te esperabas que lo sea yo? -Le gritó la chica enfurecida- ¡Siempre él! -Se quejaba.
- ¿Celosa, hermanita?
- ¡¡TE VOY A MATAR, MALDITO CEREBRO DE TROLL!!
- ¡Callense, chicos! Esto es algo importante -Los retó.

Esta era una situación confusa... Acababan de encontrar al deseado invocador de Alsius, quien resultaba ser un chico de nada más que quince años que no podía estar un minuto sin pelearse con su hermana.

- Debemos llevarnoslo -Dijo Khor.
- ¿¡Qué!?
- Lo necesitamos... No para la guerra contra Ignis. Esto es algo más... Se le podría decir "más secreto" -Todos miraron extrañados al enano- Mientras Ignis y Alsius no paraban de pelearse, Syrtis ganó ventaja... ya que nadie se preocupaba por su estado. El rey syrtense tiene algo entre manos y nosotros debemos descubrir qué es...
- ¿Y quienes más? -Preguntó el chico.
- Somos un clan... un clan algo extraño, claro. En total creo que somos... -Comenzó a contarlos con los dedos- once sin contarte.
- ¿Quién me entrenaría? -La madre miraba exaltada al chico- Digo... Porque yo no terminé mi entrenamiento de caballero aún.
- ¿Caballero decís? Jeje... Creo que conozco a dos voluntarios perfectos para entrenarte...
- Mmm... Linda hacha, Khor -Dijo la chica.
- Sí... Lamento no poder decir lo mismo de tu espada dentada
- Eso no parece ser un cumplido -Se enfadó.
- No lo es... Por eso mismo... -Le entregó un enorme tridente a dos manos- ¿Bárbara, no? También tengo entrenador para vos
- ¡Esperen! -Gritó la madre- ¿No recuerda de quién son estos chicos? ¡Son mis hijos!
- Lo siento, señora Minderén... Pero ellos son necesarios para esto
- ¡Nosotros encontramos al chico! -Gritó el otro enano.
- No, yo lo encontré... Ustedes me dijeron que era el invocador DESPUÉS de que yo lo halla encontrado
- ¡Pero nosotros nos tomamos el trab...!
- Y les agradezco mucho. Ahora... -Khor agarró una mano de cada chico y comenzó a caminar hacia el sudoeste.

Todos quedaron sorprendidos por la racción del bárbaro. Pero ya nada podían hacer, es imposible hacerle cambiar de idea a un enano.

- ¿Y a dónde vamos? -Preguntó la chica.
- Al puerto de Gokstad, a reunirnos con mi clan
- ¿Es en el que sólo hay once personas? -Khor la miró enfadado.
- OTRO clan
- ¡No se puede estar en dos clanes a la vez, eso es traición! -Gritó el chico soltándose.
- En realidad, el clan en el que sólo hay once personas no es un clan... Es como un conjunto de amigos, ¡un grupo!
- Bueno, ¿y cómo se llama tu "clan-clan"? -Fue en ese momento cuando el enano recordó la poca paciencia que tenía con los chicos.
- Avalancha
- ¡Yo lo conozco! -Aseguró el caballero.
- ¿Cómo no lo vas a conocer, papa frita? ¡Si nuestro papá estaba en él!
- ¡¡De ahí me sonabas!! -Anunció mirándolo a él y luego a ella- Son muy parecidos
- ¿¡Entre nosotros o a nuestro padre!? -Se exaltó la chica
- Si ambos se parecen a su padre se parecen entre ustedes... Ahora, silencio que ya llegamos.

El puerto de Gokstad, uno de los lugares favoritos de los clanes para hacer reuniones... Todos permanecían cerca o alertas por si había una. En este caso, Avalancha permanecía EN Gokstad o sus al rededores hasta que Khor les diga otra cosa... Exceptuando, claro, cuando iban a la zona de guerra con amigos o tenían que hacer algo importante en otros lugares.

Khor fue simple: "Síganme, nos espera una guerra". Los guardias de la muralla se extrañaron mucho al ver que el clan entero se dirigía al sur, ya que la guerra de la que todos hablaban estaba en el puente negro.

- Khor... ¿No vas a preguntarnos nuestros nombres? -Preguntó la chica.
- Mmm... -Poca y nada era la paciencia que tenía en ese momento, la cual se le agotaba cada vez más- ¿Cuales son sus nombres?
- Yo soy Jhil Linvéreh y él... él es "rata inmunda" o cerebro de troll
- KUNTT es mi nombre -Corrigió él- A veces pienso... ¿Cómo puedo ser mellizo de esta cosa? -En respuesta, la hermana le sacó la lengua.

Ya estaban acercándose a Eferias... El cielo, mostrando la luminosa luna y las nubes negras que se aproximaban desde el sudeste predecía que esta guerra no iba a ser simple, o mejor dicho... estas guerras.

Fin del día cinco (mañana).

Parte cuatro - Día cuatro (Tercera parte)

Día cuatro - Tercera parte: ¿Quién es él?

- ¡Maldita avispa! -Gritó Goll- ¡¡Podría haberla asesinado!!
- Estuviste bien en no asesinarla... -Le dijo Íewen.
- ¡Sí, sobretodo! ¡Recuerdo que ella me dijo "No te merecés mi respeto" y yo le contesté que si yo no le hubiera dado el mio ya estaría muerta!
- Eso nos da una lección, ¿no, alsirio? -Dijo Roldier sonriendo a medias. Todos sabían a que se refería, si no fuera por Leesa o Juzal, él ya habría intentado matarlos.
- No se admiten tomates en esta discusión -Lo calló Goll.
- Excepto el que le voy a tirar si sigue hablando -Amenazó su compañero.
- Lo que pasa es que somos muchos y es difícil la organización -Dijo Torg sabiamente.
- Planeemos algo que no necesite mucha gente
- Dicen que las tácticas alsirias son las mejores -Dijo Soro sin sacar la vista de su libro.

Cada uno ideó planes por su parte... Livh y Leesa traducían.

- Khor va a llamar a su clan, entonces Avalancha se va a ocupar de conquistar Eferias -Comenzaron a relatar el plan- Mientras, los ignitas van a capturar Herbered. Así vamos a mantener ocupadas a las lechugas... Livh y Jean-Luc van a subir a los miradores de la muralla y van a matar a los guardias que están en la puerta, sigilosamente. Torg, Goll y Soro van a buscar a la hermana de Livh (quien les va a decir dónde es). Dusmirild y Dinleucci van a ir a la Isla Central en bote, allá van a estar seguras. Thof e Íewen, quienes van a entrar junto a Goll, Torg y Soro, van a ir directo a la zona de iniciación (Íewen puede hacer funcionar el teletransportador), de allí se van a dirigir al otro teletransportador que los lleva al reino interior y así van a ir directo al castillo, van a buscar a Vingüet y a "charlar amablemente" con el rey.
- Bueno, entonces... -Suspiró Khor- Me dirijo a Alsius.

El plan comenzó. Juzal acompañó a la princesa y a la joven Molok a la isla y luego se dirigió con Roldier y Leesa a Herbered.

Todos los alsirios, menos Khor, fueron a esconderse detrás de una roca cercana a la gran entrada al verde reino.

Mientras, muy lejos de allí hacia el norte (21:00, sol poniente).

- ¡Hijo, despertá! ¡¡Rápido, Kontt!! -Gritaba una Norda en pijama.
- Mmm... ¿Qué pasa? -Preguntó el chico adormecido.
- ¡Rápido! ¡¡KONTT!!

La puerta se rompió bruscamente. Todo Rottersvall había despertado.

- Señora, él ya no es más un niño -Le dijo el guardia, quien causó el derrumbe de la entrada.
- ¡Pero sólo tiene quince años!
- La edad justa para ir a la guerra -Insistió el hombre, aferrando del brazo al joven Nordo que seguía sin entender qué pasaba- Ignis conquistó el castillo, si no ayuda a proteger los fuertes... ¡Invadirán el reino!
- ¡Pero...!
- ¿Prefiere que muera su hijo o que mueran todos?

Una chica, de la misma edad que su hermano, se levantó de la cama y se dirigió a la entrada de su casa para ver qué es lo que estaba pasando.

- ¡Jhill, acostate! -Le rogó la mujer.
- Mmm... Bueno -Ambos chicos estaban que se dormían parados. La noche anterior había pasado lo mismo y no pudieron dormir.
- ¡Por favor, señor! -El guardia empujó a la Norda y se llevó al chico.

Ya estaban en El Descenso de Herulf cuando el chico preguntó qué hacía ahí.

- En este momento voy a hacerte el favor de comprarte una armadura y una espada nueva para que puedas ir a la guerra...
- ¿Qué hora es?
- ¡La hora de que te despiertes! -Le gritó.

El Utghar guardia y el Nordo caballero... Ambos se dirigían, tal vez a su ultima batalla. Había curanderos cerca... Pero quién sabe si alguien puede curarlos a ellos. Un día antes había discutido con su hermana melliza sobre si iban o no a capturar un fuerte... Y ahora no podía ni pensar en la cantidad de muertes que iban a resultar.

Al llegar a la muralla se encontraron con un enano bárbaro muy apurado. Este lo miró al chico y, sin que el guardia se de cuenta, se lo llevó consigo.

- ¿¡Qué hacés!? -Le gritó el joven Nordo.
- Te salvo de una muerte segura -Le contestó bruscamente- A menos que quieras ir a aguantar Aggersborg.
- Mmm... Gracias, pero...
- Me sonás mucho, ¿tu padre estuvo alguna vez en Avalancha?
- ¡Eh, chico! -Gritó un enano cazador a lo lejos junto a un Utghar bárbaro- ¡Es él, es él!
- ¿Quién es él? -Se extrañó Khor.
- ¡¡El invocador!!

Fin del día cuatro.

Parte cuatro - Día cuatro (Segunda parte)

Día cuatro - Segunda parte: El vuelo de la avispa.

- Alguno de ustedes... ¿Alguno de ustedes sabe qué es La Infraoscuridad?

- Mmm... Qué mareado estoy... ¿Dónde me encuentro? -Se preguntaba el mago mirando hacia todos lados: negro
- Es inútil, humano... No vas a poder ver nada en este lugar... -Se escuchó una voz ronca- Te encontrás en La Infraoscuridad
- ¿Qué diablos es eso? -Se sentó sosteniéndose la cabeza con la mano izquierda.
- ¿Querés ver? ¡Jaja! Seguime... -Le dijo la voz- Seguime...

El mago se encontró en un mar de luz que lo cegó. Estaba en la arena de un coliseo. Miró a sus al rededores, en las tribunas había montones de enanos y unas criaturas repugnantes con forma de calamar. Su oponente era un humano escuálido y bastante débil, por lo menos a simple vista. Su armadura se le resbalaba de lo flaco que era y ni siquiera podía levantar la espada que sostenía con las dos manos, arrastrando por el suelo.

- ¿Tengo que pelear contra esto? -Se lamentó. Su mareo había terminado...

Luego de acabar con varios hombres, se encontró con uno difícil... un brujo, no parecía nada del otro mundo, pero él estaba muy cansado. Lo venció en poco tiempo.

Ese día fue el más extraño de su vida, hasta ese momento... Al siguiente, su oponente fue un bárbaro. Este no era deprimente ni mucho menos, demostraba dureza y, sobretodo, un toque de "sangre enana" aunque seguro se enfurecería seriamente si se lo decía.

Luchó contra él, quien ni siquiera pudo tocarlo... Luego apareció una elfa oscura maga... "¿Quién es?" pensaba "Me suena de alguna parte..."

. . .

- ¡AH! -El grito interrumpió la intriga de la pregunta.
- ¡Roldier, Ukinthergath! ("¡Despertaste!")
- ¿Leesa? ¿Leesa Lipkit?
- Og, og... ("Sí, sí") -La elfa parecía muy emocionada, tal vez porque se había liberado de contestar la pregunta que ella mismo había pronunciado.
- ¿Gi Daajka? ("¿Estás bien?") -Preguntó Juzal
- ¿¡Kue Erk Vonkuth!? ("¿¡Quiénes son estos!?") -Gritó el esquelio exaltado- ¡Ine Keeleed! ("¡Vos deberías estar muerta!")
- ¿Te molesta que no sea así? -Dijo la hechicera con un tono de amenaza en la voz.
- ¡Por supuesto que no! -Todos quedaron sorprendidos- ¿Te creías que yo no puedo responder esa pregunta?
- ...
- ¿Así que hablabas alsirio, maldito rojo? -Dijo Thof bastante enfadado- Sólo es un pobre diablo que se cree que lo único que quiere el rey ignita es a su preciada hija
- No me vallas a decir que no es así -Se paró y enfrentó a Thof, quien era bastante más alto- ¿Qué harías si unos ignitas o unos syrtenses secuestran a tu hija y luego te das cuenta de que junto a ellos había alsirios?
- ¿Te creés que lo único que pasó fue eso? -El caballero, habiendo sido él el que la secuestró, se hizo cargo- Amablemente pregunté si podía raptarla y ella respondió "Por supuesto, caballero del norte"
- Maldito idiota -Murmuró el ignita.

El alsirio le presentó su puño al mago y luego dijo "Y su nombre es Dusmirild... no princesa"

- Creo que te pasaste -Le dijo Goll en voz baja
- Pensaba terminar acá, pero depende de cómo raccione -Soltó al supuesto Roldier.

Un rato después, cerca de la cúpula ignita (18:45, sol poniente)

- ¿Qué hicieron con los demás? -Le preguntó a Juzal, mientras Leesa veía con cara de pena cómo le había quedado la cara.
- Creo que Khor les cortó la cabeza...
- ¿Khor? ¿Ya los llamás por su nombre? -El brujo se encogió de hombros al escuchar esas palabras de su compañero- ¿Por qué abandonaste a los magos del Gul?
- ¡No los abandoné! Estaba cazando en Syrtis cuando de repente se partió el suelo.
- ¿Tan gordo estás? ¡Hablo en serio!
- ¡Yo también hablo en serio!
- Roldier, Juzal... -Interrumpió Leesa- Nadie abandonó a los magos del Gul
- ¿Y cómo apareciste así?
- Fue el espíritu de Daen-Rha... Trata de invadir las mentes de los hechiceros más poderosos para que lo revivan
- ¿Y ellos? -Señaló a los demás.
- Los días ya no son como antes... -Suspiró ella- Hay muchos problemas y todos relacionados entre sí... La hermana de ella es la invocadora syrtense y los ignitas la quieren secuestrar... La princesa es la invocadora ignita... Ella es otra de las hechiceras más poderosas... Todos queremos encontrar al invocador alsirio para protegerlo... Él no sabe quién es ni de dónde viene... El tiempo cambió, los vientos ya no están a favor de nadie
- Sí -Se escuchó una voz detrás de ellos- El viento está a favor de Syrtis...
- ¿De Syrtis? -Se extrañaron los ignitas.
- Vingüet desapareció y dudo que no halla sido intencionalmente... Al estar tan concentrados en la guerra entre Ignis y Alsius, Syrtis ganó ventaja... Seguro, la orejuda va a buscar a la hermana de Livh -Señaló a la semielfa- y su padre se ocupará del resto.

Intermedio

Parte cuatro - Día cuatro

Día cuatro: Los Magos del Gul

- Ejem, ejem... ¡Escuchen! -Gritó Goll para llamar la atención de todos.
- Decidimos que nos vamos a dividir para hacer las quichicientas cosas que tenemos que hacer para poner en orden la cosa...
- Torg, Khor... -Ambos alsirios se miraron. Ya habían viajado juntos ellos en la ultima división que se había hecho en el grupo- ustedes van a buscar al invocador de Alsius...
- ¿Te molestaría viajar conmigo otra vez, Torg Snowflake? -Preguntó el enano sonriente.
- Para nada -Le respondió desde arriba el brujo.
- Su majestad Vingüet, Jean-Luc, Livh y Soro se van a dirigir a Syrtis para buscar a la hermana de Livh
- Pero no recuerdo el idioma syrtense -Anunció el hechicero.
- Hacete el mudo y listo -Propuso Íewen.
- Juzal, Leesa y Dusmirild... ustedes van a ir a Ignis a averiguar qué quiere hacer el rey.
- ¿Nos llevamos a Dinleucci con nosotros? -Preguntó Leesa.
- Sí... Y vos, Íewen, venís con nosotros a terminar todo este tema de Daen-Rha y Evendim.
- Bueno, pero no sé mucho de esto, ¿eh? Y, además... necesitaría mi libro
- ¿Para qué tengo que ir yo con los syrtenses? -Se preguntó Soro.
- Para hacer que mi hermana recuerde cómo invocar
- Y todo lo que olvidó -Agregó Goll. Livh lo miró, pero este giró su cabeza para ver nuevamente a Íewen- Mmm...
- Podría dárselo, puedo recordar el hechizo -Dijo el chico finalmente, entregándole el mar de hojas que guardaba en el bolsillo interno de su túnica.
- Bueno, ya podemos irn...
- ¡Esmerold Ger! ("¡Escuché algo!") -Interrumpió Juzal- Ikimenthos... ("Pasos") Ik Eknebuuoth ("Es un galope de caballo"). Ik Eknebuuothes, bikther ("Es un galope de caballos, mejor dicho")
- ¿Konthos? ("¿Cuántos")
- Ekneketh Irkbuuothes ("Diez y seis patas de caballo")
- ¡Cuatro caballos se aproximan! -Gritó Thof- ¡¡Preparen armas!!

Una enorme roca encendida en fuego cayó al lado de Torg.

- Brujos... -Murmuró él.

Livh se escapó por detrás. Consiguió una mascota velozmente y volvió a la zona de combate. Le ordenó a su mascota y a sus flechas que ataquen a los enemigos que se aproximaban. Jean-Luc y Vingüet la acompañaron. Íewen y Leesa encantaron a todos para darles defensa, maná y demás a sus compañeros. Juzal y Torg comenzaron a "bombardear". Khor, Thof (rengüeando, gracias al flechazo de hace dos días) y Goll sacaron sus armas. Los Nordos se pusieron adelante de todos para recibir ellos los golpes y el enano fue directo a cargar hacia el lugar en el que estaban los caballos corriendo hacia ellos. Soro tenía su libro en una mano y su báculo en la otra. Pronunciaba palabras extrañas que solo Íewen reconocía, y no a todas. La pequeña Molok sacó ocho dagas, cuatro en cada mano. Esperó a poder verlos, en ese momento las lanzaría.

- ¡También conjuradores! -Dijo al ver luces y sonidos típicos de los hechizos de curación- pero ninguna flecha aún...

Una tormenta de rayos cayó encima de Juzal y Jean-Luc, quienes estaban uno al lado del otro.

- Ignitas seguro... -Se dijo Íewen curándolos- ¡Ectheriouslenmett!

Una bola semi-invisible envolvió a la comunidad, luego desapareció. Todo hechizo que lanzaban los ignitas rebotaba contra ellos. La siguiente "conversación" fue hablada en ignita:

- ¡¡Devuelvan a la princesa, malditos!! -Gritó un esquelio a caballo. Detrás de él aparecieron tres más... Todos magos.
- ¿Roldier? -Preguntó Juzal.
- ¡Juzal, Leesa! ¿¡Qué hacen con estos inútiles!?
- ¿¡Inútiles!? -Se quejó Thof. Revoleándole la espada que tenía en la mano, la cual se clavó en el brazo de uno de los magos. Tiró su escudo al suelo y agarró su espada a dos manos
- ¡Roldier, no sigas! -Le gritó la hechicera- Ellos quieren proteger a la princesa
- ¡Silencio! -Yo creía que estaba muerta... se decía Pero es peor, ¡está loca!
- ¡Ay, dios! ¡¡Roldier, matalos!! -Le gritó un elfo oscuro detrás.
- ¡El rey ordenó que...! -Un hachazó hizo que el pobre corcel se quedara sin patas delanteras.
- ¡Peleá si sos hombre, caramba! -Gritó el enano en alsirio.
- ¿¡QUÉ!?

¡PUM!

. . .

- ¿Roldier?
- Ay ay ay ayyyyyyy -Chillaba acariciándose la cabeza.
- ¿Los demás cómo están, Íew?
- Parecen bien, aunque siguen desmayados... Lo que sí, tienen un gran chichón en la cabeza
- Jeje, creo que me dejé llevar por mis instintos sin siquiera preguntar -Sonrió el bárbaro.
- Ni te disculpes -Rió Thof- ¡Casi nos matan!
- Dejemos que duerman -Aconsejó Leesa.
- ¿Vos decís que nos vallamos y los dejemos solos acá? -Preguntó Goll.
- Esa era una idea, pero si querés que te corten la cabeza unos tomates con patas... Jeje, por mí está bien -Rió el otro caballero.
- También podríamos... -Livh pensó lo que iba a decir- No, sería demasiado cruel
- ¿Qué?
- Despertarlos y amenazarlos con que nos ayuden, ya que tan débiles están...
- Es una buena idea -Dijo Torg- Es cruel, sí... ¿Pero acaso ellos no querían matarnos?
- Creí que vos eras más pacífico -Dijo Thof mirándolo atentamente.
- Tengo mis días -Sonrió. El Nordo se lo imaginó con cola de diablo, colmillos y alas.
- ¡Puaj!


Intermedio.

Parte cuatro - Día tres

Día tres: Neth, Minsh, Cinco.

- Deberíamos ir a buscar al invocador... ¿No te parece?
- ¿¡Qué!? ¡Dicen que murió!
- Vos lo dijiste... DICEN que murió -Sonrió el enano.
- Uf... ¿Tenés idea de en qué parte de Alsius puede estar?
- No
- ¡Entonces ni sueñes en ir a buscarlo!
- Vos sabés muy bien que conozco a un tercio de la población del reino. ¡Vamos a poder!
- Mmm
- Bien, es cuestión de preguntarle a Berderik si sabe de alguien con el gran poder de la invocación. Él va a pensar solo en la gente de los caballeros del norte...
- Sea posible o no, no va a tardar menos de tres días... ¡Tal vez tarda dos semanas o más!
- Uf, ¿te creías que nosotros no vamos a ayudar?
- ¿¡QUÉ!?
- Sí, él va a buscar entre los caballeros del norte... Nosotros vamos a hablar con Baldrik Hammerstriker. Le vamos a pedir que nos de los nombres de los sabios de cada pueblo, de cada aldea y de cada ciudad...
- ¿Por qué siempre se te ocurren ideas tan locas? -El cazador, de corta estatura por cierto, hizo una mueca queriendo parecerse a un tierno animalito... pero se asemejaba tanto a un goblin, que el bárbaro que tenía a su lado tuvo que aceptar por el asco.
- ¡Bien! Ahora, vallamos a Montsognir... Tenemos mucho que hacer

. . .

- ¿¡Vamos de una maldita vez!? -Gritó la bárbara eufórica.
- ¡Ya te dije que no!
- ¡Si dejás que decida mamá va a PROHIBÍRTELO!
- ¿No acabo de decir que no quiero ir? ¡No es que no quiero decidir, NO QUIERO IR!
- Mmm... -La pensativa cara de la Norda se transformó en una sonrisa maliciosa- Después no te vengas a quejar si te llaman "el hermano de la conquistadora más joven de Alsius"
- ¿¡!? -El chico se dio vuelta para encontrarse con su malévola melliza- Uf, ¡está bien!
- ¡¡¡SÍ!!!

. . .

- ¿Nunca tuviste el deseo de partirte en tres pedazos pero al mismo tiempo seguir vivo?
- ¿¡Qué!? ¡Por favor,Thof! Lo que menos necesitamos en este momento es un loco
- ¡Hablo en serio!
- Entonces no entendí
- No, no entendiste -Miró a su compañero con cara de ofendido por unos segundos- Me refería a que tenemos muchas cosas que hacer y solo somos dos
- ¿Dos? Que yo recuerde somos... al rededor de diez
- Uf... ¡Pará de bromear, esto es en serio! Tenemos que encontrar al invocador de Alsius. Tenemos que hacer recordar a la hermana de Livh todo lo que olvidó. Tenemos que ver qué diablos quiere hacer el rey con todos los invocadores. Tenemos que terminar con este lío de Evendim y Daen-Rha. Por lo que sé, Soro tiene algún problema con su verdadero origen, cosa que yo sospeché desde el principio... Cuando lo conocimos era un monstruoso monstruo, ¿o no?
- Tenés razón... Es que de tanto burlar a la avispa orejuda...
- Sí, sí, ya entendí... Ahora, ¿cómo hacemos todo eso?
- Somos muchos, podríamos dividirnos -Ambos Nordos callaron para pensar cómo dividirse.
- ¡Ya sé! Torg, Khor e Íewen van a buscar al invocador de Alsius. Ujla...
- ¿Ujla?
- Así lo llamaban en el coliséo del dragón.
- Se llama Juzal
- Bueno, JUZAL, Dusmirild y Leesa van a averiguar qué quiere el rey. Jean-Luc, Livh, Vingüet y Soro van a buscar a la hermana de tu nov... de Livh
- ¿?
- Jeje. Bueno... Y nosotros vamos a ver qué es lo que pasa con Evendim y Daen-Rha
- Mmm... Pequeño gran problema en tu plan, necesitamos una hechicera para saber lo que pasa con Evendim y Daen-Rha
- Bueno, entonces que Íewen venga con nosotros... Total. lo único que tienen que hacer Torg y Khor es buscar una persona... Encima que Torg estuvo en la Jihad y Khor fue el guardia de Baldrik.
- Sí, es buena idea

. . .

- ¡Guardia, guardia!
- ¿Qué sucede, señor?
- El sabio de Medenet manda esta carta para el rey, es urgente ¡muy urgente!
- Llegará enseguida, señor... Que tenga un buen día
- Sí, usted también
- ¡Tokhos, necesito un preliator en este instante!
- ¿No puede ser un caballo?
- ¡No, es urgente!
- Enseguida, señor...

. . .

- Agh, estos malditos gusanos se están tardando mucho
- ¡Su majestad, llegaron!
- ¡Al fin! Que vallan directo a la sala del trono... Yo voy a estar ahí en unos minutos
- Así será

No más de quince minutos después...

- ¡Su alteza! ¿Quería vernos? -Preguntó un esquelio. Detrás suyo, dos elfos oscuros y otro esquelio... todos magos.
- Sí. Necesito que se deshagan de unos sujetos...
- ¿De qué tipo de sujetos?
- Por lo que me dijeron mis exploradores, son seis alsirios, tres syrtenses y tres ignitas. Ellos tienen a mi hija y además, están estorbando mi paz...
- ¿Desea que los secuestremos o simplemente que los borremos del mapa?
- Mmm... Tráiganme a los ignitas, a los demás matenlos lenta y dolorosamente
- ¡Así será! -Gritaron los cuatro.
- Quiero mantenerme informado, ¿sí?
- Como usted ordene -Lo reverenció- Nosotros, los magos del Gul, siempre cumplimos ante el rey

. . .

Esta noche hablaremos con Hammerstriker. Ojalá que lo encontremos al invocador.
¡Sí, voy a capturar mi primer fuerte! Va a ser grandioso, con ayuda de este bobo, pero bueno...
Mañana por la mañana, todos van a ser avisados del plan. No puede fallar.
Mmm... Ojalá que sea muy importante. Ya se está haciendo de noche, el rey odia que lo despierten tan tarde.
¡Jaja! Que ingenua que es... Se cree que caí en su trampa. Es obvio que ella escapó... Debe tener alguna razón... Ojalá que esos estúpidos la traigan viva.

Fin del día tres.

Parte cuatro - Día tres (mañana)

Día tres (mañana): Vonkutt ikmith vonkuth

- ¡Señor, señor! ¡Por favor, déjeme pasar! -Rogaba un hombre en la entrada del gran castillo real, en el reino interior de Alsius.
- ¿Qué es lo que necesita?
- ¡Entregar esta carta, pero necesito hacerlo personalmente!
- Mmm... ¿Qué tan importante es?
- ¡Su vida depende de ello! -Parecía enloquecido, como si lo único que le importara en toda la vida fuera entregar esa carta.
- ... -El robusto Utghar lo miraba amenazante- Está bien, pero sepa que va a estar vigilado.
- ¡No importa, lo único que necesito es entregarle esto al príncipe!
- ¿A su majestad Vunkutt?
- ¡Sí, señor! ¡¡Por favor, es urgente!!

El Utghar le hizo unas señas a otro guardia, explicándole que necesitaba alta vigilancia hacia este sujeto.

- Permítame escoltarlo a la sala del trono, señor -Le dijo.
- Por favor, ¡es urgente!
- Por acá...

Un rato después ya estaban allí. Miles de arqueros enanos custodiaban los balcones internos de la enorme habitación. Dos caballeros, listos para defender al heredero de la corona alsiria vigilaban al Nordo de la carta con la vista desde al lado del gran trono. Del otro lado, diez magos (cinco de cada lado) custodiaban la entrada. Escondidos detrás de los arqueros, los bárbaros se preparaban por si algo salía mal para hacer su gran ataque sorpresa... Sigilosos, algo brutos, aunque sigilosos al fin.

- ¿Quién es, de dónde viene y qué quiere? -Preguntó el príncipe amablemente.
- Soy Norggak, de Allahed, mucho gusto
- ¿De Allahed? -Se extrañó- Mmm... ¿Para qué viene?

Los guardias no podían entenderlo, el príncipe había estudiado la geografía de todo Ra. El ignita dejó escapar una insignificante risa.

- ¿Sabe muy bien que Allahed es de Ignis, cierto?
- Sí -Afirmó. El esquelio sabía muy bien lo que estaba pasando, al igual que Vonkutt.
- Vengo para entregarle esta carta, mi señor -Acercó su brazo hacia la cara del futuro rey, algo que no les cayó muy bien a los guardias.
- ¡Aún no ataquen! -Gritó- Leeme la carta vos mismo -Le dijo duramente.
- "Vonkutt Ikmith Vonkuth..." perdone, su majestad, me equivoqué de escritura (*) -Sonrió- "La guerra se aproxima, queridos alsirios... Para ganar en ella ustedes necesitan la ayuda de un gran guerrero alsirio que ustedes no conocen... O si lo conocen y están ignorándolo constantemente... Para ganar en la guerra necesitan al rey Vonkutt... Sino perderán, no es cuestión de ver de qué lado del puente negro hay más muertos, ¿o sí, queridos alsirios? Podríamos contar de qué lado hay más gente, y el que gana gana... Podríamos dejar a Thorkul y a Daen-Rha hacer el trabajo sucio por nosotros... Pero ambos decidimos la guerra. Se pueden arrepentir de esta decisión, sólo van a quedar como cobardes para los inútiles de los syrtenses. Lo que le quiero decir es que... cuando exista una guerra entre Ignis y Alsius, de su lado tienen que tener al rey Vonkutt"
- ¿Quién escribió esa carta?
- El sabio de Medenet. Estuvo leyendo el gran libro del templo... y en una página decía claramente "Cuando la guerra entre el norte y el este sea... del lado del norte estará él, el caballero del norte más poderoso nunca antes visto... Su nombre será Vonkutt De Laferh, pero todos lo conocerán como el guerrero alado... Sólo los mismos alsirios lo llamarán El Rey Vonkutt... Si él muere antes de que comience la guerra, Alsius lo perderá todo".
- ¿Sigue vivo el que lo predijo?
- Permítame decirle, mi señor... que los ignitas nunca mueren... Sólo se convierten en salvajes Ígneos que no recuerdan nada desde el día en que abrieron los ojos.
- Es una bella forma de pensarlo, Sr. Norggak... Pero no es cierto y nunca lo será -Corrigió él con un tono de frialdad en la voz- ¿Sigue vivo quien lo predijo?
- Murió en la guerra contra los Ígneos, hace más de quinientos años... ¿Acaso duda de que la predicción sea verdad?
- Nunca dije eso... Ahora, ¿me haría el favor de marcharse y no volver a tocar suelo alsirio?
- Enseguida, su majestad... Pero sepa que no soy el único ignita presente en su glorioso reino...

Fin del día tres (mañana).

(*Vonkuth significa "tonto" en ignita)

Parte cuatro - Día dos

Día dos: Tormenta de flechas

- Ey... Íew -Murmuró Thof tratando de despertarla. Pero no respondía... Se dio vuelta para encontrase con Goll- ¡Ey! -Volvió a murmurar, pero estaban demasiado dormidos para escucharlo- Uf... Parece que voy a tener que ver esto yo

El Nordo se paró y comenzó a caminar hacia un árbol. Había visto una sombra detrás de él. Tropezó con algo y cayó. No gritó, aunque le dolió bastante ¡Maldita roca! pensó. Se sentó y miró hacia atrás para ver si en serio había tropezado con una roca. El callado syrtense que tan mal le caía a Thof había despertado Una roca sería mejor.

- Uf, ¡seguime! -Lo agarró del brazo y lo levantó.

Corrió hacia el árbol, llevándose consigo al tirador. Se empezaron a escuchar unas voces.

- ¡Ay! ¡¡AAAH!! -Eran gritos de una chica, parecía muy chica.
- ¡Shh, silencio!
- ¡¡AAAAAAAAAH!!
- ¡Que te calles!

Thof buscó en su cinto, pero no estaba el envaine. Buscó en su espalda, pero tampoco estaba su monstruosa espada a dos manos. Lo único que pudo encontrar fue una daga. Corrió hacia el otro lado del árbol amenazando con el "gran" arma que llevaba.

- ¡Soltala! -Gritó sin siquiera ver a quién se refería.
- ¿Por qué lo haría? -Preguntó un Utghar bárbaro sosteniendo fuertemente de la mano a una pequeña Molok.
- Porque... ¡Porque solo es una niña! ¿Qué te puede hacer?
- ¿Ves este tajo? -Le mostró su brazo. Una cortadura que aún sangraba, y mucho, le cubría todo el antebrazo- Lo hizo esta "insignificante" niña.
- ¡! -Vio a la chica. Tenía unos dibujos debajo del ojo, típico de los Moloks.
- Además... ¿Qué te puede importar si es una ignita? ¡No creo que nadie te apoye! -Dijo riendo.
- Munssiriosh Emvessil -Se escuchó y tres flechas salieron disparadas desde la copa del árbol, las cuales le clavaron el pie en el pasto al bárbaro.
- ¡Agh! ¿¡Quién está ahí!? -Revoleó una daga al lugar de donde habían salido las flechas.
- ¿Emnees Donmish? -Dijo el syrtense con una mano sosteniendo una daga, la cual apuntaba al Utghar y la otra sosteniendo a la chica para que no se escape.
- ¿Por qué de repente se te ocurrió la idea de matar a una ignita como ella?
- No la iba a matar, la estaba SE-CUES-TRAN-DO.
- ¡La pregunta sigue siendo la misma! ¿Por qué?
- ¿Tanto les imp...? -Una lluvia de flechas cayó sobre la cabeza del alsirio.
- ¡¡¡!!! -Thof se asomó sobre el hombro del bárbaro y Jean-Luc miró para atrás.
- ¡Gak! ¡Gak obtekok! ("¡Vallanse si quieren vivir!") -Gritó un tirador molok desde arriba de una roca.
- Enmektioth Empelkk ("Estábamos salvándola")
- ¡¡¡GAK!!! ("¡Vallanse!") -Otra lluvia de flechas salió disparada, pero esta vez hacia Thof. Se agachó, una le rozó la espalda y las demás simplemente cayeron en la arena.
- ¿Ensem? -Murmuró el Alturian. El caballero no respondió, se paró y agarró del brazo a la chica.

Ella hacía lo posible por soltarse, pero él la agarraba fuerte. Caminaba hacia la roca en la que se encontraba el ignita. Este, al estar nervioso, lanzó tres flechas. Una le dio en el muslo a Thof, otra en el hombro a la chica y la otra cayó entre las piernas de la pobre Molok.

- ¡¡Gak!! -El hombre volvió a tenzar el arco.
- ¿¡Ven Emvessil Men!? -Gritó Jean-Luc revoleándole la daga que iba a utilizar para matar al Utghar si hacía falta.

Aún así, las flechas fueron disparadas. Thof abrazó a la niña para que no le den más flechas a ella. En vez de sentir dolor, sintió calor. El alsirio vio una llamarada salir de la nada quemando las flechas.

- ¡Ikmith Vonkuth! ("¡Es un estúpido!") -Gritó Juzal, quien había hecho el sortilegio
- ¿¡Están bien!? -Gritó Íewen preocupada desde atrás.
- Sí... -El caballero soltó a la pequeña Molok. Esta trató de pararse, bañada en llantos, comenzó a correr, pero cayó- Ith ("Perdón")
- ¡¡Ensseka!! ¡Munvelokíen! -La chica comenzó a gritar palabras que no eran en idioma ignita.

Leesa agarró suavemente el brazo de la niña. La siguiente conversación fue hablada en ignita:

- No queríamos herirte ni a vos ni a tu padre -Le dijo.
- ¡¡Ensseka!!
- ¿Podrías hablar en ignita?
- Snif snif... Sí
- ¿Cuál es tu nombre?
- Dinleucci
- El mio es Leesa... Él es Thof -Señaló al alsirio que trataba de no mirar su pierna, la cual se la estaba curando Íewen- Él es Juzal...
- ¿Cómo se llama él? -Señaló al tirador syrtense que estaba mirando la luna
- Jean-Luc
- Jean-Luc mató a mi papá
- Tu papá los habría matado a vos y a Thof si nadie lo paraba
- ¡Mi papá nunca me mataría!
- Si Juzal no detenía las flechas, estas iban a atravesar el cuerpo de Thof, quien te abrazó para que ninguna te caiga a vos.
- Entonces... ¿Mi papá me iba a matar? -Una lágrima caía libremente por la cara de la niña.

Esa noche todos durmieron intranquilos. Exceptuando al Alturian, quien no pudo dormir.

Qué imbécil que era ese hombre se decía.

Fin del día dos.

Parte cuatro - Día dos (mañana)

Día dos (mañana): Caldo de araña

Era la noche, todos estaban profundamente dormidos... Exceptuando al joven Soro. Algo le inquietaba y no podía seguir esperando...

Horas después, allí mismo (7:15, salida de sol).

Leesa se levantó, simplemente porque no tenía más sueño... Hambre, todos tenían hambre. Se escuchaban los eufóricos gritos de los estómagos en las conversaciones, por las noches... Todo el tiempo. Al dar una mirada general se dio cuenta de que faltaba alguien.

Se alejó y comenzó a buscar por los al rededores, pero no lo encontraba... Después de largo rato, lo vio en la orilla del Lago Central, al lado de la famosa "cúpula". El chico no se dio vuelta al notar la presencia de la ignita, simplemente preguntó qué quería.

- Saber por qué te fuiste
- Creí que lo sabías
- Sé mucho, pero no todo
- ... -Se sentó en el pasto- No sabés de dónde vengo, ¿no?
- No... Aunque me gustaría saberlo.
- Yo no me llamo Soro en realidad... Olvidé mi nombre hace mucho
- ¿Cuántos años ten...?
- Perdí la cuenta. Al olvidar mi nombre comencé una nueva vida... Es como si hubiese nacido otra vez.
- ¿Vos sabés de dónde venís?
- No. Pero sé que no vengo de Ra... No me parezco a ninguno de ustedes.
- Si no te conociera diría que sos un Nordo.
- ¿Qué pensás que soy?
- ... -Leesa sonrió- Un Nordo
- No tenés idea, ¿no? -Miró directamente hacia el sol- ...Yo tampoco
- Prestame tu mano... -El chico, extrañado, se dio vuelta y acercó su brazo a la ignita. Esta agarró una daga y le hizo un tajo en la muñeca.
- ¿Qué me hiciste? -Miró la cortadura, de la cual salía sangre... mucha sangre- ¡¡¡!!!
- Te asusta la sangre... Pero, ¿acaso te duele?
- N... No sé -Escondió su mano detrás de la espalda- Siento que me duele, pero en realidad no es cierto.
- Tal vez no te guste esto, pero no parecés... no parecés humano.
- Muchos me lo dijeron ya... No te preocupes, no me ofende.
- Tenés la apariencia de un chico. ¿Es así tu raza o...? -Soro se dio vuelta para mirarla- No sabés -El chico negó.
- A veces... A veces tomo una forma que asusta a la gente y... y hago cosas sin darme cuenta
- ¿Como si fueras un hombre lobo? -Él asintió en vez de responder.
- Desearía saber por lo menos si... Si yo soy así
- ¿Creés que esta no es tu forma original?
- Supongo que hace mucho podía controlarme al cambiar de forma... Me transformé en humano y... y olvidé cómo regresar
- Yo no puedo ayudarte -Dijo Leesa, sin borrar la sonrisa de su cara- Pero ellos sí
- ¿Ellos? Algunos ni siquiera saben que no soy Nordo.
- Por eso mismo... -El chico agachó la cabeza.
- ¿Cómo...? ¿Cómo hacen ustedes para llorar?
- Generalmente cuando algo nos duele mucho, cuando le pasa algo malo a una persona a la cual se quiere mucho, cuando pasa algo muy bueno...
- ¿Cuando pasa algo muy bueno? -La hechicera asintió- ¿Por qué Íewen se puso a llorar cuando le dije para qué servía el Indestempus? No parecía feliz
- No estuve cuando eso pasó, pero seguro si le preguntás a alguien...
- ¿Si le pregunto a ella no se va a sentir mal?
- Mejor no le preguntes por qué lloró... Preguntale cómo lloró, cómo se sintió.
- Está bien -Soro sonrió- Gracias
- Denada -Leesa le devolvió la sonrisa. Escuchó un aullido- Vení, seguime.

El resto de la mañana se dedicaron a cazar hienas y arácnido (con estos últimos hicieron una extraña especie de sopa). Sin nombrar con qué bicho habían hecho el caldo, les entregaron el desayuno. Habría sido más decente desayunar queso y pan, pero no era momento de ponerse a buscar cabras o trigo. Lo suyo fue un desayuno-almuerzo.

Fin del día dos (mañana).

Parte cuatro - Día uno

Parte cuatro: Los Invocadores y la predicción de los dioses ignitas
Día uno: Aclarar preguntas sobre la cálida nieve de Ignis no está nada mal.

Era una bella escena... Thof estaba recostado en el verde pasto al lado de Íewen, mientras Goll y Livh estaban sentados en una enorme roca de la mano. De repente, los dos caballeros preguntaron al mismo tiempo: "¿Qué pasó?". Ambas mujeres, extrañadas, preguntaron a qué se referían.

- Ya saben de lo que estamos hablando -Dijo Thof.
- Vos, Livh: ¿Qué es lo que pasaba que me mandaste la carta? -Se dio vuelta para encontrarse con su compañera- Y vos, Íewen: ¿Qué pasó con Leesa y todo el lío?
- Bueno... La carta resultó de que...
- ¿De qué? -Insistieron.
- Mi hermana era muy parecida a mí y... ella era la invocadora -¿Era? se preguntó Thof. Jean-Luc escuchaba atento las palabras de la syrtense, aunque poco entendía- Es muy parecida a mí, no somos gemelas ni nada parecido... pero un grupo de ignitas que está todo el tiempo cerca de la muralla de Syrtis me persigue cada vez que salgo a la zona de guerra. Creo que ellos quieren matarme, o capturarme, o algo así
- ¿Y por qué se te ocurrió pedirme ayuda a mí? -Todos miraron al Nordo con cara de desaprobación- Me refiero a por qué justo a mí. Ella conoce a miles de personas y de ellas, yo debo ser la que peor la trató.
- Una mujer me dijo que el invocador de Alsius es un caballero.
- ¿Caballero? -Se extrañó la hechicera- ¿No debería ser un mago?
- Mi hermana era tiradora -Aseguró la semielfa.
- Pero... ¿Y si es Thof o cualquier otro caballero?
- No sé, pensé en caballeros de Alsius y me acordé de vos... Sos el único alsirio que conozco, y al único que no mataría ni aunque me lo rogaran.
- Supongo que debería decir... Gracias -Dijo- Pero, no creo que sea yo...
- El rey de nuestro reino quiere juntar a los invocadores de Alsius y Syrtis para encontrar al invocador de Ignis -Comentó Leesa
- ¿No sos vos? -Preguntó Torg confundido.
- No invoqué a Evendim, Daen-Rha y Thorkul si eso es lo que piensan... Desperté sus espíritus con un hechizo que Daen-Rha utilizaba para crear fantasmas. Les decía que los reviviría si lo ayudaban y entonces ellos le obedecían.
- ¿Ah? -Todos se dieron vuelta. La princesa Dusmirild estaba llorando
- ¿Gi Daajka? ("¿Está todo bien?") -Preguntó Thof.
- Kir... Kir Unsekulf Daf ("Yo soy la invocadora")
- ¿¡USTEDES SON LAS INVOCADORAS!? -Les gritó Vingüet.
- ¡Acabo de decir que no! La invocadora era mi hermana, pero hizo un encantamiento para olvidarse cómo invocar y se olvidó eso y todo lo demás
- ¿Hasta que vos eras su hermana?
- S... Sí
- Estamos en la misma -Sonrió Íewen vagamente- No te preocupes, podemos hacer que nuestros familiares nos recuerden... ¿No, Soro?

El chico estaba muy ocupado leyendo el libro de Evendim.

- ¡Soro!
- ¿Eh? ¡Ah, sí! El Inkermendus
- Bueno, ahora... -Thof miró a la mujer que estaba al lado suyo- ¿Qué pasó cuando tooodos nosotros estábamos ahí abajo, en las entrañas de la tierra? Quiero decir, volvimos a los fantasmas de Evendim y de Daen-Rha a donde tenían que estar y dormimos a Thorkul, pero... Quedé muy confundido
- Cuando yo salí corriendo me metí en un lugar con muchos caminos distintos. Entré al del centro, ya que lo único que quería era alejarme -Suspiró- Me encontré con Evendim, quien me atrapó, ya que me agarró muy de sorpresa y estaba desconsentrada. Desmayé por el susto y, cuando desperté, estaba en una habitación igual a la que me encontré con ustedes. Estaba sola allí. No tenía mi báculo. Cada vez que me daba vuelta aparecía una puerta. Después de estar un rato muy largo así, vi a Leesa montada a Thorkul aparecer por el cielo de agua. Ella me empujó mentalmente y yo caí en otra habitación. En ese momento me di cuenta de que era un hechizo de ilusión, ahí fue cuando encontré mi báculo. Ella cruzó la puerta y ahí estaban ustedes.
- Hace unos dos años, yo fui a donde había sido la eterna lucha de Daen-Rha y Evendim -Comenzó Leesa- Allí, una voz me invadió. me decía lo que tenía que hacer y lo que no, yo estaba muy confundida. Un dia entré a una biblioteca para buscar un libro de encantamientos de bendición y cuando sin querer agarré un libro llamado "Hechizos de Daen-Rha", la voz volvió a invadirme. Me enloqueció, hasta que llegó un momento en que ya no sabía lo que hacía. Lo único que recuerdo es haber pronunciado las palabras "Embvektidsla"
- ¿Embvektidsla? -Preguntó Soro extrañado- No recuerdo haber leído eso en el libro.
- Dudo que encuentres un hechizo de Daen-Rha en el libro de hechizos de Evendim, quienes eran totalmente enemigos.
- Dejá de leer y prestá atención -Le murmuró Thof.
- Igual, sus almas siguen rondando por las bibliotecas, las casas antiguas, las ruinas... -Miró la tierra húmeda que tenía en la mano- Un descuido e invaden la cabeza de cualquier hechicero poderoso.
- ¿Saben? Estaba pensando y se me ocurrió una forma más fácil de comunicarnos con aquellos que no hablan alsirio
- Pero nos traducimos.
- Esto es aún más fácil... Leesa, ¿nos podrías decir qué hechizo utilizaste para encantar la habitación en la que estábamos Thof, Ujla, Usrrofh y yo?
- ¿Yo hice eso? -Se extrañó- Lamento decirte que no recuerdo nada, debe ser un hechizo de Daen-Rha.
- Mmm... Porque en ese extraño sueño que tuvimos podíamos comunicarnos perfectamente. No sé qué idioma era ese, pero lo hablábamos los cuatro
- Sí -Se incluyó Thof- Pero nosotros creíamos que ellos eran simples productos del sueño, y de seguro ellos creían lo mismo.
- Habría que buscar el libro de Daen-Rha... Pero también hacer algo para que no sea necesario dormirnos
- ¡Ey! -Gritó Khor para llamar la atención de todos- Aclarar preguntas sobre la cálida nieve de Ignis no está nada mal

Los que habían entendido, reían por eso y los que no, reían por la cara del enano al decir esa locura.

Fin del día uno.

Parte tres - Capítulo cinco

Capítulo cinco: "El tema de Syrtis".

- Y ahora... ¡Livh Sínmarin!

Los gritos invadían la taberna... ¿Y qué sino? ¡El Emporio de las Bailarinas tenía una gran cantante!

La canción no fue tan larga. Ese día no podía cantar más que una, ya que venía alguien más después que ella.

- Bien... Ahora viene un invitado especial... -Dijo el tabernero- Él tiene una canción llamada "El tema de Syrtis" y la va a cantar ahora para todos nosotros

La semielfa se fue a sentar. Un Alturian con una roja cabellera llegó con una guitarra.

- No puede esperar... -Comenzó la canción. Pero ella no pudo seguir escuchando...

En la puerta de la taberna estaba su hermana, quien le hacía señas para que la siga. De malhumor, la cazadora agarró su arco y salió.

- ¿Qué pasa?
- Pasa que te tengo que contar algo muy importante... Si querés después podés volver...

Las hermanas se dirigieron a las afueras de Raeraia, en la Frontera Norte

- ¿A dónde me vas a llevar?
- A la cosa de Rhy, nadie puede verlo

Al llegar a la playa, la semielfa pronunció una palabra extraña que le sonaba bastante a Livh... "Evendim". Luego de esto, un fantasma con una armadura nunca antes vista y una espada impresionante apareció de la nada.

- Minliev Sínmarin... Vos me invocaste y ahora voy a hacer todo lo que vos me digas -Se escuchó una grave voz.
- ¡Guau!
- Me dijo el sabio de mi pueblo que nunca pronuncia esta palabra...
- ¡Qué raro! Está buenísimo
- Les agradezco mucho por haberme liberado de mi sueño eterno
- ¿Sueño eterno?
- Les agradezco mucho... ¡Por revivirme!

El fantasma puso su mano cerca de sus caras y de ella salió un viento frió y helado, el cual las congeló a ambas. El horrible espectro estaba apunto de clavar su espada en el hielo, para destruirlas en pedazos cuando se escuchó un canto que decía... "¡Syrtis! Aguantemos el puente.... ¡Syrtis! Tiradores al frente..."

Era el Alturian pelirojo que había tocado en la taberna. Lanzó dos hachas arrojadizas al supuesto Evendim y lo llamó "Fantasmita". Este salió corriendo hacia él, quien escapó con el espectro persiguiéndole.

Estuvieron casi toda la noche así, hasta que un brujo se encargó de descongelarlas.

- ¿Están bien? -Les preguntó.
- Sí, sí... Gracias
- ¿Qué les pasó?
- Un... Un amigo nos congeló para... -Trató de inventar Minliev.
- Bueh, no importa... Traten de tener más cuidado la próxima vez -Dijo alejándose.

¿Qué le habrá pasado a ese tal Luca? se preguntaba Livh ¿Seguirá vivo?. El tiempo pasó y ella ya no se dedicó más a cantar en El Emporio... Un día, la hermana le dijo que había investigado en libros hechizos para olvidar... Evendim la perseguía en sus sueños y la volvía loca. Quería olvidarse de él, quería olvidarse de su nombre.

Una noche lo hizo... Fue a Stonehenge y llamó a Evendim. Luego, pronunció el hechizo... El cual salió mal. Evendim desapareció, sí... Pero Minliev olvidó todo. Fue en ese momento cuando unos ignitas salieron de detrás de las rocas. Comenzaron a gritar cosas extrañas y trataron de atrapar a Minliev, pero Livh se los impidió. Terminó muy lastimada, pero no se llevaron a su hermana, quien había desmayado. La llevó a su casa, en Dohsim, y fue a Ignis.. Parecía suicida, pero no era así. Ella buscaba venganza, y creía que matando a los ignitas que la atacaron la conseguiría. Los encontró, y esta vez si lograron secuestrarla... La venganza sería dentro de varios años, durante las dos guerras...

Eran cinco Esquelios y tres elfos oscuros, todos magos... El Esquelio que lideraba le sonaba bastante. Una vez que consiguió escapar, no lo volvió a ver... Hasta varios años después, cerca de la cúpula de Ignis.

Fin de la parte tres.

lunes, 5 de enero de 2009

Parte uno - Gemelos de distinta sangre


Parte uno: Gemelos de distinta sangre.

Una pelea de cuerpo a cuerpo se dio ese día...

- ¿Quién lo manda, Goll?
- Mmm... No tiene nombre, ¿vos tenés alguna idea, Íewen?
- Me temo que no, pero parecía un mensajero real... Un mensajero de Montsognir
- Y... ¿Qué dice? ¿Tenemos que ir a Montsognir?
- Mmm... Más o menos...

- Es la hija del rey que se volvió en contra de Ignis, fue una orden que la mantuviéramos acá hasta que se tranquilice un poco.
- ¿¡!? -Se atragantó

- Pero, señor... Ella no se escapó -El rey miró atentamente al guardia que estaba hablando- ...Un clan alsirio invadió el castillo, y se llevaron a la princesa, digo... ¡A su hija! ... Se llevaron a su hija con ellos.
- ¡Osea que si USTEDES, en vez de molestarse con unos syrtenses, se hubieran preocupado por MI hija...! -El rey puso cara de asco, luego se puso rojo mirando a los guardias y dijo con voz grave y seca- Muéranse...

El caballero soltó su escudo y su espada y corrió hacia Livh, la abrazó fuertemente diciendo "perdón" una y otra vez. Ella estaba muy cansada, pero igualmente sonrió y también lo abrazó... pero esta vez diciendo "no te preocupes"

Parte tres - Capítulo cuatro

Capítulo cuatro: "La marcha alsiria"

- ¡Frios son los vientos de este lado de la gran isla de Ra! ¡Preparen sus armas! ¡Firmes los rapieres, valientes los guerreros! ¡Justo en el blanco, fue un arquero!
- ¡Alsius, Alsius!
- Grita su pueblo
- ¡Alsius, Alsius!
- ¡Fríos son los vientos de este lado de la gran isla de Ra! ¡Báculos en alto! ¡Tormenta eléctrica, acá están los brujos! ¡Vida, maná, cadáveres caminando junto a los conjuradores!
- ¡Alsius, Alsius!
- Grita su pueblo
- ¡Alsius, Alsius!
- ¡Cuidado, elfos del bosque! Su magia divina y su gran puntería no nos hará nada
- ¡Porque somos Alsius, señores élficos!
- ¡Cuidado, elfos oscuros! Sus grandes poderes y su sorprendente fuerza no nols hará nada
- ¡Porque somos Alsius, señores élficos!
- ¡Alsius, Alsius!
- ¡¡¡ALSIUS!!!

La marcha alsiria... se decía el enano ...Como adoro cruzar esta muralla cantando esta fuerte canción de guerra. Treinta y tres años tenía Khor Lukdef, el bárbaro más destacado de su clan. Era una época muy dura para él. Siendo guardia en Montsognir por las tardes, después del almuerzo. Siendo la mano derecha del fundador y líder de Avalancha, un clan muy importante para Alsius. Tenía poco tiempo para entrenar, por eso todos los días se despertaba temprano e iba directo hacia su entrenador. Este le daba misiones de un rango mayor al suyo para que se prepare bien para la guerra. Una vez que el sol se presentaba por encima de sus cabezas, iba a la taberna de Montsognir. Allí comía un buen guiso de smilodón y luego se dirigía a la puerta de la gran capitál del reino. Hacía guardia hasta que el sol desaparecía del cielo. Cenaba con una compañera del clan, Íewen Minderlin y se volvía a su casa, en Birka. Eso hacía día por medio, los otros días utilizaba la tarde para estar con su clan.

Una noche, en la casa de Íewen, Asgeir, el escriba de la ciudad, tocó la puerta. Venía a entregar la gran noticia de que Baldrik Hammerstriker quería a Khor como su guardia personal. La emoción del enano fue tal que no quiso seguir comiendo. Quería ir en ese mismo instante a la gran casa del consejo a custodiarla... para que nadie se interponga en los dominios del gran gobernador.

Al día siguiente le mandó una carta a su líder del clan explicándole la razón por la que faltaría ese día al rejunte. En vez de enfadarse, el fundador de Avalancha se sintió orgulloso de que uno de sus hombres sea el guardia personal del gobernador. Lo ascendió de rango a "Líder Segundo", el cual era el máximo. Unos cinco años después, el fundador envejeció lo suficiente como para no poder seguir liderando. Dejó a Khor a cargo del clan y se volvió a la ciudad de los enanos, en una isla lejos de allí. Todos sus conocidos de la zona de preparación fueron a despedirlo al puerto de Gokstad, inclusive el actual líder de Avalancha y la joven Íewen, quien unos años después se fue del clan para entrar a una gran comunidad llamada "Los Caballeros del Norte".

Se seguían viendo, pero menos que antes, ya que ella se había hecho amiga de dos Nordos de la misma comunidad e iba a la zona de guerra mucho más seguido que de costumbre. Varias veces se quedaba a dormir en la taberna de Birka, por lo cual no podía cenar con el enano. Esto no le molestaba, ya que él también estaba más ocupado que hasta hace unos años.

Pasando el tiempo, se dio cuenta de lo agotador que era ser el guardia personal de alguien tan importante. Renunció y pasó el resto de su tiempo con el clan. Un día, estaba cazando junto a unos hombres de Avalancha y se encontró con Íewen... quien le dijo que invada Shaanarid.

Fin del capítulo.